Por
: Gilberto LAVENANT
A fines de abril del presente año, los días 28 y 29, para ser más
exactos, y bajo los títulos de “El Camillero” y “El camillero II”, el
columnista refirió varios aspectos de la personalidad de Alejandro Lares
Valladares, Secretario de Seguridad Pública Municipal de Tijuana.
El columnista, autor de Palco de
Prensa, comentaba entonces que Lares Valladares, no tiene el perfil, ni la
experiencia, para ser el responsable de la seguridad pública de los
tijuanenses, en forma eficiente. Que lo suyo era la medicina o el área de
emergencias médicas, por su paso por la Cruz Roja. Que sus subordinados le decían
“el camillero”.
Hacía hincapié, en que este
personaje, efectivamente es el jefe máximo de la Policía Municipal, pero sus
subordinados no lo consideran policía. Ellos estiman que no tiene formación
policíaca y que, si bien es cierto, formaba parte de la corporación cuando el
alcalde Jorge Astiazarán Orcí lo designó titular de la SSPM, casi fue por mero
accidente.
Algo así como estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Se trataba de
encontrar a alguien que fuese parte de la corporación, pero que no estuviese
"maleado". Era el oficial de enlace. Dominio del idioma inglés y
excelentes relaciones con las autoridades policíacas del sur de California.
Parecía estar a la medida de las necesidades.
Pero dicen que nadie es perfecto. Apuntaba que, irónica o absurdamente, el Secretario de Seguridad Pública Municipal, no tiene formación policíaca. Que quizás nunca ha portado un arma. Que lo suyo, es la salud, no la seguridad pública. Que su uniforme habitual es de color blanco, no el de "militar" que le heredó su antecesor, Alberto Capella.
Al mes de abril del 2014, Lares
Valladares ya tenía 5 meses en el cargo. Sin embargo no lograba ganarse el
respeto, ni el reconocimiento de la “tropa”. Para sus subordinados, era
simplemente un individuo bonachón, pero carente de aptitudes para ser policía.
Al tomar posesión, el nuevo
titular de la SSPM, dijo que su compromiso sería el
de “servir a la comunidad, desde
un nivel que abarca un mayor espectro de oportunidad”, e indicó que en
su mandato pretendía que la ciudadanía se sintiera segura y apoyada por la
autoridad.
En la parte más relevante de su discurso, dijo : “Esto nos abre el
admirable compromiso que adquirimos, para que la sociedad nos llegue a ver como
los guardianes de su seguridad, como sus amigos, sus vecinos y sus aliados, para
integrar plenamente a los policías con cada centímetro de cada calle donde se
encuentre la morada de cada familia tijuanense”.
A un año de distancia, Lares Valladares ya ni se acuerda de su uniforme
de auxiliar médico. Ahora es “general”. Aprovecha cualquier ocasión para lucir
el uniforme.
A un año de distancia, Lares Valladares ya olvidó aquel compromiso de que
“la sociedad nos llegue a ver como los guardianes de su seguridad, como sus
amigos, sus vecinos y sus aliados, para integrar plenamente a los policías con
cada centímetro de cada calle donde se encuentre la morada de cada familia
tijuanense”.
Quizás por tratar de congraciarse
con “la tropa”, alaba, justifica y solapa, los actos arbitrarios de sus “muchachitos”.
Le vale gorro lo que opinen los ciudadanos.
Como ocurrió en el caso aquel, en
el que un policía, que acudió a una llamada, por la presencia de delincuentes
en la Zona Norte, sin precaución alguna trató de perseguir a uno de los
sospechosos, pero lo hizo en reversa, atropellando a una mujer, ocasionándole
la muerte.
Para Lares, eso fue un simple
accidente. Que la causa fue un “punto ciego”, o sea la altura de la caja del
vehículo policiaco y la estatura de la mujer, no permitieron que pudiera
observarla. Ya mero decía, que la responsable del atropellamiento, fue la propia
mujer, pues se atravesó al paso de la patrulla, cuando atendía una emergencia.
Luego vendría el asunto de un presunto
secuestro, en el que uno de los policías disparó por la espalda a uno de los
involucrados, cuando iba en plena huída y a 13 meses de distancia. La bala
penetró entre la nuca y la oreja, o sea el policía le disparó cuando lo tenía
de espaldas.
Para Lares, quien supuestamente
estudió la Licenciatura en Derecho, se trató de legítima defensa, por lo que se
mostró sumamente molesto cuando el Agente del Ministerio Público ejerció acción
penal en contra del policía agresor. Evidentemente no conoce la figura jurídica
de la legítima defensa. Aunque haya estudiado Derecho. Es camillero, no
abogado.
A mediados de diciembre, un
egresado del Colef, sufrió la fractura de un brazo, por la forma salvaje
utilizada por los policías municipales, para detenerlo, al ser víctima de un
asalto. A Lares, no le mereció la mínima atención este asunto. Para él, si no
hay denuncia formal, no pasa nada.
Otro caso más de brutalidad
policiaca, fue la videograbación de un policía municipal, golpeando a un
indigente. Para Lares, no hubo tal salvajada. Son técnicas de sometimiento,
dice. Y cuando lo cuestionan, de estar solapando los abusos policiacos, muy
digno señala que él va a defender a sus policías.
Cuando “el camillero” tomo posesión, decía que pretendía que la
sociedad viera a los policías como los guardianes de su seguridad, como sus
amigos, sus vecinos y sus aliados. Hoy que se siente “general”, le vale gorro
lo que opine la sociedad ante las arbitrariedades.
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