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martes, 13 de mayo de 2014

Palco de Prensa: El atolladero.

                                   
         

Por : Gilberto LAVENANT


El Alcalde de Tijuana, Jorge Astiazarán Orcí, se ha metido en un verdadero atolladero, pues, en lugar de fincar responsabilidades en contra de su antecesor, el empresario priísta Carlos Bustamante Anchondo, simplemente se encoje de hombros, como diciendo : “ni modo”, y sigue su gestión al son de esa popular canción, cuya tonadilla principal dice : “sacaremos ese buey de la barranca”.  

Los problemas heredados, son muchos y complejos, algunos de ellos de enorme cuantía. Varios factores se juntan y hacen aparecer a la administración del XXI Ayuntamiento, como que no avanza. La verdad es que Astaziarán, no halla, ni por dónde empezar.

Sin duda alguna, el principal, es la falta de dinero. Bustamante dejó al gobierno municipal, prácticamente en la bancarrota, con una administración hecha un desorden, en la que fueron omisos en controles. Hicieron convenios leoninos, pero en perjuicio del propio gobierno, y se recurrió al afán de lucimiento, echando a andar obras o proyectos, sin un proyecto claro y factible.

En cuanto al económico, fue tan serio, que se tuvo que reajustar el cinturón al máximo. Le cerraron la llave de los recursos a los delegados municipales, y aunque se supone que hace como un mes se destrabó esto, los recursos aún no fluyen y los ciudadanos se cansan de dar vueltas y vueltas, pues sus reclamos, no reciben respuestas. Lo único que no falta, son las promesas.

Se tenía la esperanza, de que fuera sustanciosa la recaudación del impuesto predial, pero las expectativas no se cumplieron. Ahora, echaron a andar un nuevo programa de exensiones, para estimular a los tijuanenses a que cubran sus adeudos.

Los propósitos, chocan contra dos enormes muros. Uno, los ciudadanos comúnes y corrientes, hasta traen las bolsas por fuera, pues esta crisis económica, agudizada por la reforma hacendaria del Presidente Peña Nieto, los está empujando al despeñadero de la pobreza extrema. El dilema es : comer o pagar impuestos.

El otro, mucho más alto, es el de los hombres de dinero, que también ya no sienten lo duro, sino lo tupido. Estas crisis cíclicas, que datan de finales del sexenio echeverrista, no parecen tener fin. Y adoptan la misma postura que los pobres ciudadanos : operan sus empresas, o las cierran, para pagar impuestos.

Quizás, para muchos, sea una exageración, el decir que los empresarios no tienen dinero, pero debe reconocerse que la incertidumbre política y financiera, es tal, que nadie puede garantizar o establecer un programa de inversión y operación a mediano o largo plazo. “Lolita” la del SAT, trae asustados, a unos y a otros.

Pero insistiendo, en el “paquetote” que trae a cuestas Astiazarán. Se niega a escuchar, cuando le advierten que tendrá que asumir las consecuencias, si insiste en protegerle la espalda a Bustamante. Cualquiera diría que el empresario, sigue manejando la administración municipal.

La muestra más claro de ello, es el tema del aberrante arrendamiento de las luminarias de Tijuana. En lugar de denunciar los hechos, ante las instancias legales correspondientes, el XXI Ayuntamiento está verificando las condiciones en que se encuentran las lámparas, para que una vez que se haga constar que todas las contratadas, están instaladas y funcionando, pagar el último mes de renta, bajo el supuesto de que con eso, pasarán a ser propiedad del gobierno municipal. El tema, en sí, además de sucio, está muy manoseado.

Surge por ahí, el célebre tema de la Ruta Troncal. Un proyecto, en el que a lo largo de varias administraciones municipales, los alcaldes lo han anunciado y puesto en marcha, de una u otra forma, que seguramente ya se hubiese pavimentado con oro.

El domingo 24 de noviembre del 2013, a sólo 6 días de concluir su gestión, Bustamante, en un acto de mero lucimiento, colocó la primera piedra de lo que se pretende sea el Sistema Integral de Transporte de Tijuana, conocido comúnmente como Ruta Troncal.

Entonces se dijo, que se iniciaba con una inversión de 43 millones de pesos, que el gobierno federal había aportado 482 millones a fondo perdido. Y efectivamente, se destrozó la vialidad que conduce al Hospital General, y está cerrada al tránsito vehicular.

Hace unos días, Astiazarán dió a conocer, que en la próxima reunión de Cabildo, subirá la propuesta para renegociar la deuda que se tiene con Banobras y el Banco Mundial, por unos mil 700 millones de pesos. La intención es disponer de 400 millones de pesos que el gobierno local deberá invertir este año en la Ruta Troncal.

El proyecto de renegociación, se antoja interesante, pero delicado. En lugar de pagar el adeudo, a 17 años, se prolongaría a 30 años, con lo que se disminuiría la tasa de los intereses a pagar, y se tendría un ahorro de hasta 600 millones de pesos, dicen. De los cuales, 400 serían para la Ruta Troncal y el resto para otras obras. Parece fácil. Así han dicho con las renegociaciones anteriores y los tijuanenses están endrogados, hasta el gorro. Bueno, hasta los que aún no han nacido.  

Todos esos temas, heredados de la administración bustamantista, han metido en un verdadero atolladero al XXI Ayuntamiento de Tijuana, que encabeza el Alcalde Jorge Astiazarán. Estos podrían cavar su tumba. Sobre todo, porque prácticamente ya está en marcha el proceso electoral para los comicios del 2015, para luego seguir con los del 2016.

Lo peor de todo, es que Astiazarán se niega a escuchar a quienes le tratan de hablar sobre la necesidad de enderezar acciones legales en contra de Carlos Bustamante y colaboradores del XX Ayuntamiento. Es más, incluso prácticamente está dando por buenas, las irregularidades. Simplemente tararea esa tonadilla de : “sacaremos a ese buey de la barranca”. Sin albures, que conste.

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