Por : Gilberto LAVENANT
Las autoridades policías,
presumen el hallazgo de más de 41 toneladas de marihuana, en una bodega en la
colonia Granjas Familiares, en la ciudad de Tijuana. El hecho, es
extraordinario. Incluso, la Secretaría de Gobernación, también lo presumió a
nivel nacional.
El General Augusto Moisés García
Ochoa, comandante de la Segunda Región Militar, dijo que este decomiso ha sido
el más grande, en lo que va de la presente administración federal, y que se
logró, con la participación de la Policía Municipal, la sociedad y el ejército.
Y refieren una declaración del
citado militar, en los términos siguientes : “Este es un ejemplo fundamental
que no había sucedido, para nosotros significa confianza de la sociedad y en
esa confianza me permito invitar a través de ustedes, a que la sociedad se siga
sumando en la denuncia ciudadana para que logremos más éxitos en nuestra lucha
contra el narcotráfico”. Dicho en otras palabras, todo se debió a una denuncia
ciudadana. A un “pitazo”.
También destacó el trabajo
conjunto con la Procuraduría General de la República, por cuanto hace al
aspecto legal de este asunto y la confiscación oficial.
Sin embargo, cuando se anuncian
este tipo de hallazgos, surgen las sospechas. Enormes sospechas. Por algo se
advierte : “piensa mal, y atinarás”.
Y surgen los cuestionamientos :
¿Cómo es que llegó esa enorme cantidad
de “yerba mala”, al sitio donde la tenían guardada” ?
¿Por dónde llegó a Baja
California? ¿Por tierra o por avión?
Aunque haya llegado por avión, la
nave debió descender en una zona desértica, pero tuvieron que trasladarla por
carretera, para traerla a Tijuana y transportarla hasta el sitio en donde fue
localizada. 41 toneladas, no es cualquier cosa. Difícil el traslado y más
difícil aún el ocultarla. Sobre todo, para disipar el “inspirador” de la misma.
¿Cómo le hicieron los malosos,
para pasar, sin dificultad alguna, los retenes militares, instalados en las
vialidades de acceso?
Nadie puede garantizar, que esas
41 toneladas, sean las únicas que han sido traídas a Tijuana. Puede haber
muchas más, guardadas en otros sitios.
Pareciera, que los encargados de
vigilar las carreteras, no conocen la marihuana. A la mejor, supusieron que se
trataba de alfalfa. Puede ser.
Por la cantidad, el valor es
enorme. Obvio, los propietarios de la misma, no son traficantes menores. La
presencia de los clanes de la droga, en Baja California, es evidente. Pero
nadie sabe, nadie supo y tarde que temprano dirán que no supieron. Se
conformarán con decir que les dieron un fuerte golpe a las finanzas de las
organizaciones criminales.
En cuanto al sitio, donde estaba guardada,
en las cercanías de la línea fronteriza, el destino final sería el sur de
California. Por algo la existencia o construcción de túneles o pasadizos
subterráneos en el territorio mexicano, a lo largo de la frontera.
Esto, no significa, que el “mercado”
local, no les interesa. Imaginen si fuese nada más para consumo fronterizo. Los
estragos que ocasionarían a la sociedad, la proliferación del narcomenudeo,
adictos, “puchadores” y consumidores, quienes estarían dispuestos a cometer
toda clase de delitos, para tener el dinero necesario para abastecer sus “alacenas”.
Las autoridades militares y
policiacas, presumen que hay una excelente coordinación, que permiten este tipo
de “golpes”. ¿En dónde, pues, está la falla, que permite el casi libre tránsito
de la droga?
Situaciones como estas, explican,
en parte, el incremento de los índices delictivos. Los secuestros, del 5% al
10%, y los asaltos con violencia, robos en casas habitación, robo de vehículos
y robo a comercios, subió de 3 a 4 puntos, según declaraciones de Gustavo
Fernández León, Presidente de Coparmex, Tijuana.
Resulta absurdo, y decepcionante,
que el Secretario de Seguridad Pública Municipal, Alejandro Lares Valladares, se
atreva a decir que el aumento de la violencia, son meras percepciones. Por
cierto, en días pasados, tuvo la audacia de declarar, que están contemplando la
posibilidad de integrar a los jóvenes conscriptos, al servicio policiaco.
Definitivamente, no sabe lo que dice.
Mientras siga circulando tanta
droga en esta frontera, seguirá habiendo asesinatos, asaltos de todo tipo. No
solamente para alcanzar sus inmorales e ilícitos propósitos, sino también para
el control de zonas, eliminando rivales o traidores.
Aunque traten de disimularlo, es
notoria la ausencia de la corporación policiaca, encargada del combate al
narcotráfico. La llamada Policía Ministerial Federal, antes Policía Judicial
federal, que destacaba por sus arbitrariedades y latrocinios.
Aún se percibe y evidencia la
inexperiencia e incapacidad de los jefes policiacos. El desorden al interior de
las corporaciones. La enorme corrupción prevaleciente y que estropea cualquier intento o propósito de coordinación.
El hallazgo de las 41 toneladas,
no muestra avances en el combate al narcotráfico, que en este caso, obviamente se
logró en base a una denuncia ciudadana y no como resultado de investigación
alguna. El hallazgo, evidencia fallas e ineficiencias. Lamentablemente.
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