Rastrean camioneta Windstar blanca con 4 plagiarios a bordo, Un niño de once años vivió una odisea de terror y heroísmo en Reynosa.
REYNOSA - Luego de ser secuestrado por los cuatro ocupantes
de una camioneta en la colonia Ramón Pérez, el menor logró escapar cuando los
plagiarios detuvieron el vehículo y descendieron en un estanquillo.
Fueron aproximadamente sesenta minutos de angustia, atado de pies y manos y con los ojos vendados, pero ahora David vive para contarlo. Los hechos se registraron ayer a las 18:00 horas cuando el niño, en compañía de sus hermanos, se dirigían caminando a asistir al culto dominical en un templo cristiano.
Fueron aproximadamente sesenta minutos de angustia, atado de pies y manos y con los ojos vendados, pero ahora David vive para contarlo. Los hechos se registraron ayer a las 18:00 horas cuando el niño, en compañía de sus hermanos, se dirigían caminando a asistir al culto dominical en un templo cristiano.
De acuerdo al testimonio del menor, revelado por su propia madre, Isela ‘‘R’’, sus otros hijos se adelantaron y al quedarse el niño solo, fue cuando los tripulantes de una camioneta Windstar de color blanco lo abordaron.
David volvió la cara cuando le hablaron y se percató de que eran cuatro personas: tres hombres y una mujer.
–¿Quieres un X-Box?… Ven, te regalamos uno.
–No– les respondió David, mientras continuaba caminando.
–¿Quieres mucho dinero?– insistió uno de los hombres.
–No– volvió a responderles.
La camioneta Windstar siguió su marcha y metros más adelante viró en ‘‘U’’, se colocó a un lado de David y dos de los hombres descendieron.
Uno lo tomó por la fuerza de la camisa y lo subió a la unidad.
–No grites– le advirtieron.
Luego, le vendaron los ojos, lo ataron con una cuerda de pies y manos y seguían amenazándolo: ‘‘No grites, no grites...’’.
Durante el trayecto, David los escuchaba platicar, uno de ellos era una mujer y entonces alcanzó a oír a uno de sus captores que decía que al niño lo iban a ‘‘clasificar’’ o a ‘‘calificar’’, pero en realidad el menor no entendió bien el contexto de lo que decían.
Los minutos pasaban.
David permanecía en tinieblas con el vendaje cubriéndole los ojos, maniatado de pies y manos y sentía que la camioneta se desplazaba sin saber el rumbo.
Repentinamente, sintió que la camioneta se detuvo y el motor fue apagado.
Escuchó que descendían y empezó a forcejear un pie contra otro hasta quitarse los tenis para despojarse más fácilmente de la cuerda.
Luego se desató la manos y cuando se quitó la venda de los ojos, se percató que estaba frente a un estanquillo.
David de inmediato reconoció el sector.
Estaba en la colonia Beatriz Anaya.
Miró hacia atrás del vehículo y observó que un cuerpo permanecía inerte en el asiento trasero.
Estaba cubierto con una cobija.
David recuerda que abrió la puerta y pese al ruido el cuerpo siguió inmóvil.
Corrió hacia una escuela y ya completamente orientado dónde se encontraba, corrió rumbo a su casa.
Al llegar a su casa, David contó a Isela, su madre, lo que le acababa de suceder y de inmediato acudió a las autoridades para denunciar el fugaz secuestro de su hijo de apenas once años de edad.
Las autoridades, con apoyo de patrullas de Policía y Tránsito activaron de inmediato un operativo de búsqueda en las colonias del sector en la salida a San Fernando, en el sur de Reynosa, para tratar de localizar a los ocupantes de la camioneta Windstar blanca.
Los agentes detuvieron e inspeccionaron varios vehículos con esta descripción, no obstante no lograron ubicar ni la unidad ni a los secuestradores y hasta el cierre de edición no se reportaban avances en las indagatorias.
Inexplicablemente, la ‘‘Alerta Amber’’ no fue activada y los protocolos de emergencia con apoyo de diversas corporaciones federales no se pusieron en marcha, incluida la instalación de puestos de inspección vehicular en todas las salidas de las carreteras de Reynosa.
Así que esta madrugada, una camioneta Windstar blanca con tres hombres y una mujer a bordo, tal vez permanecían ocultos en algún punto de la ciudad.
O tal vez ya lograron escapar…
(EL MAÑANA conserva las identidades completas y el domicilio de la madre y el menor, pero se reserva su publicación para la seguridad de los protagonistas de los hechos)
después de esto se descubrió que todo fue un invento del niño por que falto a misa y lo iban a regañar : Sin embargo, sorpresivamente y tras una investigación más minuciosa, las autoridades lograron que el niño confesara que el secuestro fue una mentira con la que intentaba esconder el hecho de que no quería ir a la iglesia.
Ante los medios que acudieron a las instalaciones de Seguridad Pública en donde fue presentado, el pequeño aceptó que en realidad se desvió del camino a la iglesia a donde iba con su mamá y al darse cuenta que llevaba más de una hora paseando, regresó a su casa e inventó toda la historia.
Cabe señalar que desde el momento de la denuncia, autoridades policiacas municipales y estatales, además de Tránsito Local, implementaron un operativo de búsqueda de los supuestos secuestradores mismo que, evidentemente, no dio resultados.
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