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miércoles, 11 de febrero de 2015

Palco de Prensa El desorden oficial.



                                      Por : Gilberto LAVENANT

Un tema, aparentemente intrascendente, el de la Ciclovía, en Tijuana, está generando controversias y poniendo de manifiesto el desorden oficial.

Para algunas personas, esto es producto de simples ocurrencias. Para otras, no se justifica el gasto y mucho menos la desorganización o desorden.

Sin decir “agua va”, cuadrillos de trabajadores, empezaron a “sembrar” cuadros de concreto, para separar el primer carril de algunas vialidades, que supuestamente será destinado a la circulación de bicicletas.

Pero nadie habló previamente del proyecto. Se aplicó la estrategia de Pancho Villa, aquella de “primero maten, después viriguen”.

La comunidad empezó apercatarse del surgimiento de la Ciclovía, por las llamadas de protesta, malestar y sorpresa, de quienes observaron que estaban colocando los cuadros de cemento. No sabían, de qué se trataba, precisamente porque nadie anunció el proyecto.

Ya no solamente habría baches en las vialidades de Tijuana, sino también cuadros de cemento. Como para una “carrera de obstáculos”. Nadie imaginaba, que había la intención de crear una Ciclovía.

Resultaba extraño, pues, que se sepa, nadie recuerda que haya habido una petición especial para ello. Es más, si se hubiese presentado o planteado, una solicitud al respecto, seguramente la habrían desechado.

Sabido es que los gobernantes, no hacen lo que los ciudadanos reclaman, sino lo que a ellos se les ocurre, les parece llamativo o simplemente novedoso.

Durante la administración del exalcalde panista, Jesús González Reyes, se trazó una ruta troncal, sembrando boyas de metal, de gran tamaño, que dificultaban la circulación vehicular. Pero ahora, los cuadros de cemento, rebasaron la imaginación. Como dirían los jóvenes, ahora sí “se pasaron”.

El asunto de la Ciclovía, es un verdadero desorden. No solamente porque se “siembra” obstáculos de gran tamaño, dentro de los carriles de circulación, para destinar uno para la circulación de bicicletas, con lo cual obligan a los automovilistas a utilizar el segundo carril, como área de estacionamiento, para accesar a sus domicilios o a algún establecimiento comercial. Prácticamente se reducen dos carriles de circulación.

No es, propiamente dicho, una necesidad. Quienes practican el ciclismo, como deporte, como paseo o recreación, no se plantaron en lugar céntrico, exigiendo la Ciclovía, y en respuesta a tales reclamos, es que se está realizando este proyecto.

Las autoridades municipales, tratando de atajar las críticas, y hasta burlas, han dado la cara para tratar de explicar el origen del proyecto y las finalidades. Dicen que fue algo heredado, que fue idea de la anterior administración, que no es mucho dinero el que se destinará y que son recursos aportados por el Pronaped, Programa Nacional de Prevención del Delito.

El caso es que confirman el desorden. Si el proyecto se heredó, de la anterior administración, antes de empezar a “sembrar” obstáculos en medio de las vialidades, pudieron haber desarrollado un programa de difusión, para dar a conocer lo que se pretendía realizar.

Actuaron al revés. Se dedicaron a hacer las cosas, sin anuncio previo. Como quien, de pronto, decide hacer arreglos en su casa. Siendo de su propiedad, no necesita comunicarlo a los vecinos. Si acaso, obtener la aprobación del gobierno, en los casos en que así sea necesario.

Tratándose de ideas o propuestas, de carácter público, o sea que afecten o beneficien a la comunidad, debe consultarse a expertos en la materia, plasmarlo en un proyecto y darlo a conocer a la comunidad. De haberse hecho así, se hubieran evitado los reclamos, señalamientos y molestias.

Surgen las preocupaciones, al observar que algo, aparentemente tan simple, se haga al revés. Primero el “sembrado” de cuadros de cemento y, cuando surgen los señalamientos, tratar de dar explicaciones o justificaciones.

En especial, más que por las molestias y problemas que generará la Ciclovía, porque en breve se iniciarán obras de reacondicionamiento de las calles Novena y Décima, como parte del proyecto de la Ruta Troncal. Los comerciantes ubicados sobre esas vialidades, tienen temor fundado, de que las obras se prolonguen durante varios meses, como ocurrió en la Calle Segunda.

Independientemente de los imprevistos, debe preveerse, que el que el gobierno municipal tenga recursos para realizar determinada obra, no significa que también instituciones federales o estatales, involucradas en la realización de dicho proyecto, también dispongan de lo necesario, para ello.

Son varios los factores que intervienen en la realización de obras que, directa o indirectamente, atañen a instituciones de gobierno de los tres niveles. El primero de ellos, es el aspecto partidista. Si el proyecto es del gobierno municipal, quizás el estatal, o incluso el federal, harán lo que esté de su parte, para hacerlo quedar mal. Actuar con lentitud o pereza, deliberadamente. Además, desfasamiento presupuestal y descoordinación operativa.

En este asunto, además de dichos factores, evidentemente es un  caso de desorden oficial.

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