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miércoles, 16 de enero de 2013
Detallan dos testigos, un abogado y un militar detallan gestiones para comprar droga incautada y armas.
Ciudad de México.- Los tentáculos de “El Chapo” Guzmán llegaron hasta las Fuerzas Armadas, la PF y la PGR en el sexenio de Felipe Calderón.
Expedientes judiciales detallan que el Cártel de Sinaloa adquirió granadas y entrenamiento de un capitán de la Armada identificado como Ramiro Campos Lomelí, actualmente en prisión.
Él mismo involucró a un compañero cuando fue detenido en abril de 2012 tras ser señalado por Luis Esteban Amezcua, intermediario del cártel.
“Amezcua me pide que le consiga unas seis granadas calibre 40 (y para conseguirlas) busco a un compañero de Marina con el grado de Primer Maestre”, testificó.
Se presume que el capitán cobró 36 mil pesos a cambio de entregar el armamento a “Rosario”, quien decía representar los intereses de “El Chapo”.
Además, el marino también obtuvo 5 mil cartuchos para AR-15 en el Ejército, según una causa penal radicada en el Juzgado Décimo en Materia Penal del DF.
La organización consiguió armas de la PF, dijo “Rosario” al ser detenida en febrero de 2012. Además, la PGR sabe que intermediarios del cártel accedieron a investigaciones de la SEIDO contra colaboradores de “El Chapo”.
Ventilan operaciones de publirrelacionistas de capo
Un equipo de relaciones públicas del Cártel de Sinaloa gestionó la compra de una tonelada de cocaína almacenada en una bodega de la PGR, adquirió granadas de la Secretaría de Marina, cartuchos del Ejército e información de investigaciones de la SEIDO.
Expedientes judiciales detallan las confesiones de un militar, un abogado y dos testigos protegidos, quienes aseguran que este equipo habría pagado 250 mil dólares por la investigación contra Juan Carlos Moreno Flores, “El Calentura”, presunto operador de Joaquín “El Chapo” Guzmán en Guerrero.
Los publirrelacionistas dicen haber tocado las puertas del Ejército en distintos niveles; incluso, intentaron en 2012 reunirse con el General Germán Jiménez, entonces comandante de la Décima Zona Militar en Durango, para frenar la persecución contra los Cabrera Sarabia, clan vinculado con “El Chapo” y que controlaba el Noroeste del País, según la causa penal 57/2012 del Juzgado Décimo de Distrito en materia penal del Distrito Federal.
Sólo consiguieron reunirse con un General de apellido Castillo, adscrito a la misma zona. Según testificaron, a pesar de que lo emborracharon, no llegaron al General Jiménez, quien fue relevado el 1 de febrero de 2012, en medio de una escalada violenta en el Estado.
Nada hubiera llegado a oídos de la PGR de no ser por una mujer vinculada con la organización de los Beltrán Leyva quien sufrió el secuestro de unos familiares.
Primero, ella habló con sus rivales del Cártel de Sinaloa para localizar a sus seres queridos y a cambio les hizo favores.
En el camino grabó conversaciones telefónicas que después ofreció a la PGR para delatar a los Cabrera Sarabia.
La mujer se convirtió en la testigo protegido “Libre” cuando el clan se desmoronaba.
Inicia la búsqueda de los familiares
El 11 de marzo de 2011, Andrés Vázquez Vela y Judas Fabián Vázquez Cisneros fueron vistos por última vez. Se presume que fueron “levantados” sobre la Avenida Felipe Pescador de la capital de Durango.
Uno era tío y el otro primo de una mujer identificada como “Rosario”, quien desde 2008 es ubicada por el FBI como operadora de los Beltrán Leyva en Nogales, Sonora, donde cobraba cuotas de mil a mil 500 dólares por cada indocumentado que cruzaba por la frontera.
De acuerdo con su declaración ante las autoridades, “Rosario” se movilizó para localizar a sus familiares, pero no acudió a las autoridades sino al penal estatal de Durango para entrevistarse con un criminal, quien a su vez le consiguió el PIN de Blackberry de Luis Alberto Cabrera Sarabia, “Don Beto”.
Contó que en julio de 2011 se entrevistó en una finca con “Don Beto” y le pidió ayuda para localizar a sus familiares.
“Ponga atención porque las autoridades estatales encontraron una narcofosa en una casa del Fraccionamiento Las Fuentes. Dígale a sus familiares que se hagan una prueba de ADN, posiblemente sus familiares estén entre los cadáveres”, dijo el jefe regional del Cártel de Sinaloa.
Cabrera le cuestionó a “Rosario” qué estaba dispuesta hacer a cambio y ella, según testificó, respondió que lo que fuera necesario.
En ese momento, “Don Beto” le dijo que había escasez de granadas calibre 40, conocidas como “desodorantes”.
“Consígame desodorantes y voy a ver qué tan cabrona eres, esas cosas no se consiguen así como así”, le dijo “Don Beto”.
El 6 de agosto de 2011, la Fiscalía General de Durango informó sobre el hallazgo de una fosa clandestina en Durango, donde se encontraban los familiares de “Rosario”.
Ofrecen apoyo y armas
“Rosario”, conocida como operadora de los Beltrán Leyva, viajó al Distrito Federal en busca de contactos que le ayudaran a conseguir 40 granadas calibre 40.
Según su declaración ante las autoridades, en una fiesta que tuvo lugar en un establecimiento de la Colonia Nápoles, en la que estaba el futbolista Cuauhtémoc Blanco, se encontró con Ana Bertha Trujillo, una publirrelacionista de artistas que en el pasado representó a Ninel Conde.
Contó que Trujillo le presentó a un sujeto de nombre Luis Esteban Amezcua Bernal, un abogado y dueño de una empresa de publicidad, así como de un estudio de grabación, pero que también decía ser funcionario del Cisen y usaba una “charola” de la Secretaría de Marina.
Según declaró Amezcua, en la causa penal 57/2012 del Juzgado Décimo de Distrito en materia penal del DF, aquella noche de julio, Trujillo le dijo: “Te voy a presentar a alguien que conoce gente muy pesada” y le puso enfrente a “Rosario”.
Amezcua andaba necesitado de dinero para un trasplante y Rosario buscaba granadas. Sus necesidades se complementaron.
Por su experiencia como abogado, Amezcua había defendido ante la justicia militar al Capitán de la Armada Ramiro Campos Lomelí, con quien antes había hecho tratos para conseguir armas.
Cuando el pasado 28 de abril fue detenido, Campos no negó las imputaciones. Incluso, contó que cobró 36 mil pesos por las seis granadas y acompañó a Amezcua a entregárselas a “Rosario”. Al ver su eficiencia, la mujer los invitó a Durango para visitar a los Cabrera Sarabia.
“Rosario presentó a Campos con los Cabrera Sarabia. En ese momento se puso a sus órdenes, ofreciéndose entrenar a su gente en cuanto a armas y explosivos porque era Capitán de la Marina”, declaró Amezcua.
El expediente refiere que Campos también logró conseguir 5 mil cartuchos para fusil AR-15 en el Ejército, los cuales vendió al narcotráfico en 3 mil dólares, y un rifle AK-47 de policarbonato por el que le dieron 28 mil pesos.
“Mi pareja sentimental y yo fuimos a recoger los 5 mil cartuchos al Campo Militar y al parecer fue un Teniente el que le entregó a (Campos) Lomelí los cartuchos”, dijo un intermediario de los narcotraficantes, quien es el testigo protegido con clave “X”.
Entonces “Rosario” tenía un novio de nombre Víctor Omar Martínez Farrera, quien trabajó para un despacho fiscalista y según declaró a las autoridades, le ayudó a comprar armamento, pues tenía un amigo de nombre Alejandro con contactos en la Policía Federal, quien le proveyó de un stock de armas por el que pagaron un millón de pesos.
Ponen la mira en droga incautada
El testigo protegido identificado como “X”, y quien acompañó a la operadora de los Beltrán en varias gestiones, confesó a las autoridades que tras observar la facilidad con la que conseguían armas del Gobierno, decidieron comprar droga asegurada por la PGR.
“Mi pareja sentimental, Esteban Amezcua y yo fuimos a recoger 350 mil dólares a la Central del Norte, ya que ese dinero lo mandaba Felipe Cabrera para comprar lo que Amezcua había ofrecido a la organización y que consistía en comprarle a una bodega de PGR una tonelada de cocaína, 20 tambos de ‘changos’ y 60 cubetas de efedrina, sin que Amezcua mencionara quién iba a ser el contacto de PGR en esa operación”, relató el testigo de acuerdo con la causa penal 57/2012 del Juzgado Décimo de Distrito en materia penal del Distrito Federal.
Sin embargo, la actividad de los gestores dio un giro el 18 de septiembre de 2011, cuando el Ejército detuvo en el DF a José Carlos Moreno Flores, “La Calentura”, representante del “Chapo” en Guerrero, lo que intensificó los operativos militares en Durango y Sinaloa.
En ese momento, declaró “Rosario” a las autoridades, los Cabrera Sarabia le pidieron conseguir información de las investigaciones contra “La Calentura”, y contactar al General Germán Jiménez, comandante de la Décima Zona Militar en Durango, para ofrecerle dinero para que cancelara los operativos contra la organización.
Rosario recuerda que a través de una mujer de nombre Marisol Herrera lograron una cita con un General de apellido Castillo, adscrito a la misma zona militar, quien pensaron los llevaría con el General Jiménez.
“Ocurrió entre el 15 o 16 de octubre de 2011 en uno de los batallones de la Zona Militar de 5 de Mayo en Durango.
“Incluso esa reunión se prolongó hasta altas horas de la madrugada porque empezamos a ingerir bebidas embriagantes”, dice “Rosario”, quien a pesar del encuentro, no pudo conocer al comandante de zona.
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