Por
: Gilberto LAVENANT
Las reformas legales, que
permiten la creación de las candidaturas independientes, o ciudadanas, no son,
de ninguna manera, una puerta por la que pueden acceder a la administración pública,
aquellos que no encontraron ninguna posibilidad en la partidocracia.
Efectivamente, estas
reformas son una respuesta a los reclamos de aquellos que están convencidos, de
que es posible cambiar las estructuras gubernamentales, y en especial las
formas de gobernar, si se da oportunidad de participar, a quienes no estén contaminados
por las viciadas prácticas políticas.
Aquellas prácticas del
chambismo, del enriquecimiento fácil, del simulacro, del servirse “con la
cuchara grande”, del partidismo tradicional, en el que lo único diferente son
las siglas de la organización a la que pertenecen o en la que militan.
La ciudadanía está harta
de ese tipo de políticos y seguramente rechazará cualquier intento de gatopardismo.
La verdadera intención de
estas reformas, no es el de abrir la puerta de la administración pública a políticos
marginados y fracasados. De ninguna manera.
Ni tampoco a chambistas,
que sueñan con una posición privilegiada. Sobre todo, con sueldos
extraordinarios, que no han logrado percibir en el sector privado o ciudadano.
Lo que se pretende, es
aprovechar a los verdaderos líderes sociales, a los que en la vida diaria, han
destacado por su participación social, al dedicar tiempo y recursos, en la búsqueda
de soluciones a la problemática que afecta a sus conciudadanos.
A esos ciudadanos, que la
propia comunidad identifica y reconoce. En especial, a esos que encabezan
movimientos sociales o gestiones.
Aquellos, cuyas palabras mueven
conciencias y motivan a la lucha social.
Los que predican con el
ejemplo y actúan, sin pretensión económica alguna.
Tales características o
rasgos, no se inventan, ni se simulan. Son naturales. Son propios de la
naturaleza de los seres humanos.
Por lo tanto, hablando
claro, aquellos que piensan que basta con ostentarse como candidatos
independientes o ciudadanos, van a cubrir las expectativas de la ciudadanía,
que repudia a los políticos tradicionalistas, pero que carecen de liderazgo
social, están totalmente equivocados o son ingenuos. Y conste, en política, no se
valen las ingenuidades.
Aunque lo nieguen,
quienes fueron aceptados como candidatos ciudadanos, puede decirse que hacen su
debut como políticos. Van a competir contra políticos en una contienda
electoral y en la función pública, si logran
el triunfo.
Tratandose de diputados
federales, deben estar conscientes de que serán uno, dos o más, entre un total
de 500. Como dicen, una golondrina, no hace primavera.
A nivel nacional, de 122
aspirantes a una candidatura ciudadana, para el Instituto Nacional Electoral,
solamente 52 reunieron los requisitos para ello.
A ellos, el INE les
entregó constancias de haber resultados procedentes sus cartas de intención. Ahora,
deberán dar el siguiente paso. Reunir las firmas de apoyo de cuando menos el
2% de la Lista Nominal de Electores, correspondiente
al Distrito Electoral por el cual pretenden contender.
Para Baja California, el
INE autorizó solamente a 6 personas, para participar como candidatos ciudadanos
en el proceso electoral del 2015. Todos ellos, casi unos desconocidos.
Mario Antonio Hurtado de
Mendoza, por el Distrito 2, de Mexicali. Rogelio Raúl Fernández Montaño, por el
4, de Tijuana. Joel Anselmo Jiménez Vega, Cuauhtémoc Zamudio González y Héctor Guillermo
Gutiérrez Bertrán, por el 5, de Tijuana y Rafael Loaiza Magaña, del 8, de Tijuana.
Sin un liderazgo social,
sin una estructura partidista de apoyo, lo suyo será una simple aventura política.
No entienden, que el hábito
no hace al monge. Que la mera ostentación de ser candidatos ciudadanos, no
garantiza que los electores, hartos de los políticos tradicionalistas,
especialmente corruptos y mentirosos, se volcarán en las urnas para emitir sus
votos a favor de ellos.
Quizás alguno de los 6
candidatos ciudadanos, tengan algo valioso en su formación personal. Pero no ha
de ser de tanta valía, si no ha trascendido a los círculos sociales en los que
se desenvuelven.
Podría ser considerado
esto como un primer paso, para desplazar a los políticos partidistas. A aquellos
que han hecho de la política un negocio. Una forma fácil de hacer dinero.
Tal vez, a partir de
esto, los verdaderos líderes sociales, resdoblen esfuerzos, en sus labores
cotidianas y se preocupen por sobresalir socialmente, a fin de que su
participación política, se refleje en un cambio en una actividad tan
desprestigiada.
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