H.
LIC. JESUS ALBERTO CAPELLA IBARRA
SECRETARIO
DE SEGURIDAD PUBLICA
MUNICIPAL
DEL XX AYUNTAMIENTO
DE
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA
(Para
que no quede duda de ubicación)
Personalmente no
tengo el gusto o disgusto de conocerle, aunque me ha visto en varios eventos
públicos y cuando le entrevistamos los medios de comunicación; pero un trato
más cercano, luego de ver lo quisquilloso que es, afortunadamente no lo
tenemos; y sin embargo, no crea que me preocupa si le va bien o le va mal a
usted, sino que me preocupan los resultados de la inseguridad pública en
Tijuana, clima que yo veo nuevamente caldeándose, y por eso es que considero
que no solamente un servidor, sino muchos medios de comunicación, han
cuestionado su eficiencia y eficacia.
Al final de cuentas,
como persona y profesionista le deseo lo mejor; pero como servidor público, no
yo, ni tal o cual reportero, es el pueblo de Tijuana el que le reclama que se
ponga las pilas y garantice un auténtico clima de tranquilidad y seguridad.
Desde que inició la
actual administración pública municipal, que encabeza el señor empresario don
Carlos Bustamante Anchondo, NO HA HABIDO MAS AVANCES EN LA CERTIFICACION DE
POLICIAS, al grado tal de que NO HAY OTRA DELEGACION REGIONAL DE POLICIA QUE LA
QUE SE UBICA ENTRE LA 5 Y 10 Y EL COMPLEJO INDUSTRIAL PACIFICO: LA QUE LLEVA EL
NOMBRE DE MARGARITO SALDAÑA.
Eso es solamente para
mostrarle la parte superficial de la poca eficiencia de la Policía Municipal en
Tijuana, con el Capitán Gustavo Huerta, primero, y luego con usted, al frente
de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana.
Me causa tristeza que
por no soportar usted la crítica constructiva, ande declarando públicamente que
me va a demandar o me demandó penalmente por DIFAMACION Y CALUMNIAS, y que no
parará hasta sus últimas consecuencias: que me disculpe yo públicamente, o que
pague los daños y perjuicios ocasionados a su persona, como funcionario
público.
Por mí no hay ningún
problema de pedirle unas disculpas públicas, si tuviera que pedirlas, pero NO
ENCUENTRO NINGUNA RAZON PARA PRESENTARLE DISCULPAS PUBLICAS, ya que siempre me
he conducido en mis artículos apegado a lo que se ve, se percibe, se palpa, y
si aplico algunos adjetivos, llevan el propósito de APREMIARLE A CUMPLIR CON LO
QUE SI DEBE HACER COMO SERVIDOR PUBLICO, y que está usted haciendo a un lado,
para llorar como un chiquillo de que le critican.
Sépase que TODOS LOS
SERVIDORES PUBLICOS están expuestos a la crítica, y si todos se quejaran y
presentaran denuncias como usted, por SUPUESTAS DIFAMACIONES Y CALUMNIAS, se
llenarían tanto de trabajo las Agencias del Ministerio Público, que las
distraeríamos de asuntos mucho más importantes y que le urgen a la sociedad:
procesar a auténticos delincuentes, no entretenerse en chismes de lavadero.
Ahora bien, supongo
que se molestó por el artículo que hice respecto del problema que está pasando
el compañero periodista Hugo Isaac Rea Torres, que según percibimos, usted le
ha proferido amenazas, y una prueba palpable es que lo demandó penalmente por
supuestas difamaciones y calumnias, y se valió de la timidez y pusilánime forma
de ser del Procurador de los Derechos Humanos, Arnulfo de León Lavenant, que
sutilmente quiso obligar al compañero Hugo Rea a revelar sus fuentes
informativas, siendo que la Constitución y leyes que de ella emanan, garantiza
para los periodistas la secrecía de las fuentes de información, cuando existen
sospechas fundadas de recibir represalias de individuos que, como usted, no
soportan la crítica.
Es por eso que en mi
artículo escribí “si deveras Alberto Capella estudió para abogado, y no
solamente para vender alfombras, antes de ser el “gato” de don Carlos
Bustamante Anchondo, antes de que lo lanzaran a las palestras públicas, debe
tener pleno conocimiento de las Garantías Constitucionales que tenemos los
periodistas y de las últimas reformas a las leyes en materia de información y
de periodistas; por lo tanto, es absurdo que exija a Hugo Rea que revele
quiénes son sus informantes, y todavía especule nombres, porque está claro que
siente pasos en la azotea”.
En primer lugar, como
antes dije, si utilizo algunos adjetivos es PARA QUE SE UBIQUE, y no exija lo
que la Ley no obliga al periodista. No se ofenda porque no estoy cuestionando
si obtuvo o no el título de abogado, que por supuesto debe tenerlo, para poder
acreditar que lo pusieran como Secretario de Seguridad Pública Municipal; lo
que pasa es que, en el argot popular, se pone en duda los estudios cuando vemos
que alguien demuestra ignorancia sobre asuntos que se supone debió estudiar o
debe tener de conocimiento al dedillo.
En segundo lugar, no
debe ofenderse por haber trabajado vendiendo alfombras para costear sus
estudios y luego colocarse en una oficina; aunque sea un trabajo humilde, es
honroso, y se entiende que todos, excepto los que nacen con pañales de seda y
en mansiones, alguna vez pasamos por trabajos humildes, y es parte de nuestra
preparación, en lo que logramos nuestros objetivos de superación personal. En
mi caso, no me da ninguna vergüenza decir que mi padre es albañil, y me siento
muy orgulloso de él; incluso me siento muy orgulloso de haber nacido en un
petate y haber crecido en barrios miserables, conociendo el dolor y necesidades
de las clases populares bajas; e incluso,
antes y después de mis desempeños laborales como profesionista en el
periodismo, he trabajado en tareas humildes como peón de albañil, anaquelero,
mozo de limpieza, y obrero de maquiladora. ¿Cuál puede ser la ofensa a eso? Por
el contrario, me congratulo y exhibo orgulloso de haber trabajado en tareas
lícitas, y nunca en trabajos ilícitos; mis padres pueden sentirse orgullosos de
que salí trabajador y no delincuente.
En ese mismo sentido,
como puede notar, he sido “gato” de muchos patrones, y no me ofendo por ello, y
es del amplio conocimiento que en sus pininos como abogado recibió un buen
“padrinazgo” de don Carlos Bustamante Anchondo, lo cual, créame, envidio a la
buena, porque cualquiera desea tener ese tipo de padrinos para apuntalar
nuestras carreras profesionales.
Lo demás se explica
por sí mismo: es absurdo pedir lo que la Ley no nos obliga a los periodistas, y
sépase que los que usted menciona, y que despidió por pérdida de confianza o lo
que usted quiera, NO SON LOS UNICOS QUE ESTAN EN DESACUERDO CON LAS DIRECTRICES
DE USTED, para no ser exagerados, podría decirle que AL MENOS LA MITAD DE LA
CORPORACION POLICIACA ESTAN EN DESACUERDO CON SUS DIRECTRICES.
La verdad es que de
todas maneras a los policías no les “cuadra” la mayoría de las veces los
SECRETARIOS que les imponen, pero se disciplinan, se institucionalizan. Y en
cuanto a la corrupción en las corporaciones, siempre la habrá; tengo la
hipótesis de que hasta los Secretarios llegan a corromperse, pero eso está
difícil de comprobarlo; solamente le puedo decir que he visto personalmente
lugares donde llegan policías a pedir su cuota, “porque le tienen que reportar
su parte a LOS DE ARRIBA”. Lo he dicho muchas veces, quedito y recio, para
acabar con la corrupción debemos cambiar la sociedad entera, no solamente los
policías o los altos mandos o los gobernantes; pero bien, eso es lo que no
tiene remedio, o que por lo menos, aunque los periodistas lo publiquemos, no
parece hacer mella; el mundo entero yace en lo inicuo.
Acerca de que la
denuncia que usted presentó contra Hugo Rea fue solamente un buscapié, se basó,
como dice el artículo que escribí, en que después del boletín que usted envió,
preguntamos en el Ministerio Público del Fuero Común, y no había ninguna
denuncia suya contra Hugo, por eso, al menos hasta el tiempo de esa publicación,
todo parecía “puro chisme”. Ahora que, al parecer sí presentó denuncia,
incluso, según dijo usted en televisión, hasta contra mía y contra la compañera
Carmen Olsen, que publica columnas de Hugo Rea en su portal de Rosarito en la
Noticia, pues usted disculpe si me equivoqué al decir en aquél momento que fue
solamente “otro buscapié del atolondrado funcionario municipal que no da pie
con bola, y que mejor haría si fuera un buen servidor público, para que nadie
tenga que recalcarle sus incapacidades y deficiencias en el cargo”. Disculpe
por lo de “atolondrado” y que “no da pie con bola”, pero fíjese bien que le
estoy conminando, como intermediario de la voz del pueblo, a que demuestre con
hechos su eficiencia y capacidad, porque de nada sirve que usted demande por
supuestas difamaciones y calumnias, si cientos de miles de familias tijuanenses
se quejan de que la ola de robos a casa habitación está a la alza, que los
asaltos en la calle están también a la orden del día, que falta vigilancia
también a comercios establecidos y en mercados sobre ruedas; ¿por qué no le
pone más empeño a eso para que con hechos nos calle a la boca?
Por lo demás, en mi
artículo me limito a que el lector se forme su propio juicio con la
transcripción literal de su boletín y de la carta que envió Hugo Rea a la
Secretaría de Gobernación.
Sin más por el
momento, quedo a sus órdenes para más aclaraciones que usted quiera.
Atentamente:
José
Angel Inzunza Mendoza
Director
Tijuana del Semanario Séptimo Día, Fundador y Director General de la Revista El
Poder de la Libertad, ex columnista del periódico El Sol de Culiacán, ex
reportero del Diario de Sinaloa, ex reportero del Sol de Sinaloa, ex diseñador
gráfico y columnista del periódico Regional El Mexicano, ex reportero del Sol
de Tijuana, ex reportero del Semanario El Avance, ex reportero del periódico
Rumbo Político, y ex Director General del Semanario Séptimo Día antes de fundar
el periódico El Poder de la Libertad, y Secretario General de la Delegación
Tijuana de la Asociación Nacional de Periodistas A.C. (ANPAC).
Es
cuanto.
P.D.
Espero que, en vista de las actitudes paranoicas del lic. Capella, no me esté
exponiendo a ser agredido por sus esbirros, por lo que, en caso de ver en
riesgo mi integridad, tendría que contra demandar. Espero cordura del
funcionario, porque lo escrito aquí creo haberlo hecho con profesionalismo y
ética, con educación, y lo cortés no quita lo valiente.
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