Por : Gilberto LAVENANT
Una vez más, la llamada Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, se burla de los mexicanos, al condenarlos a vivir con salarios de hambre en el 2016.
El salario mínimo general, vigente en este 2015, es de apenas 70.10 pesos diarios, equivalente a 8.76 pesos, por cada hora de trabajo, o sea 50 centavos de dólar. A la semana, 560.00 pesos.
Para tener una idea clara de la disparidad, entre el salario que perciben los mexicanos y los trabajadores estadounidenses, cabe observar que, allende la frontera, el salario mínimo es de 15.00 dólares por hora, sea el equivalente a 262.00 pesos.
En Estados Unidos, el salario mínimo general de un trabajador, diario, o sea por 8 horas de trabajo, es de 120.00 dólares, equivalentes a 2 mil 97 pesos. Mucho más de lo que percibe un mexicano a la semana.
Allá, cada trabajador percibe 960.00 dólares semanalmente, equivalente a 16,780.00 pesos.
La diferencia salarial, es abismal. Por eso, los mexicanos pierden la vida, en la búsqueda del llamado “sueño americano”.
Esta cruda realidad, la han pretendido aprovechar los políticos mexicanos, haciendo creer que se preocupan por lograr la mejoría salarial de los trabajadores. Pura demagogia.
En las elecciones presidenciales del 2012, el Partido Acción Nacional trató de que, junto con la boleta electoral, se hiciera una encuesta sobre la posibilidad o necesidad de incrementar los salarios mínimos.
Bajo argumentos legaloides, fue desechada la propuesta. Pero nadie hizo un intento formal, a favor de la mejoría salarial de los trabajadores mexicanos.
En el 2015, el país estaba dividido en dos zonas económicas. En la “Zona A”, la mejor pagada, el salario ascendió a solamente 70.10 pesos diarios. El incremento, con respecto del año anterior, fue de 4.2 %. ¡Fabuloso! Exclamaron os políticos. En la “Zona B”, el salario diario quedó en 68.28 pesos.
Tratando de acreditar que realmente si estaban preocupados por la economía de los mexicanos, en septiembre del 2015, se estableció un solo salario en el país, quedando el de la “Zona A”, o sea 70.10 pesos diarios.
Ante los reclamos de mejoría salarial, se argumentaba que esto no era posible, pues el salario mínimo estaba ligado a impuestos, derechos, sanciones administrativas y penales, de forma tal que cualquier aumento, sería en perjuicio de los mexicanos, porque en esa misma proporción se elevarían todas sus obligaciones de pago.
Por ello se decidió desvincular el salario mínimo de multas, créditos de vivienda, impuestos y cualesquier otra obligación de pago. A fines de octubre pasado, el Senado aprobó el dictamen correspondiente.
Se pensaba que a partir de esto, ya no habría trabas, excusas o pretextos, para eludir la necesidad de aumentar el salario mínimo sustancialmente. Al menos lo suficiente para realmente aliviar la economía de los mexicanos.
La semana pasada, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, determinó que el salario mínimo general para el 2016, será de 73.04 pesos diarios, o sea 2.94 pesos más que en el 2015.
Este es otro ejemplo claro de la doble moral de los políticos mexicanos. Se gastan miles de millones de pesos, dizque para combatir el hambre. Y sin embargo, les fijan salarios de hambre.
Se quejan de los altos índices de delincuencia en todo el país, y con salarios raquíticos, el único camino que les dejan para subsistir, es el de la delincuencia.
Ni siquiera aquellos que tienen el coraje y la oportunidad de cursar estudios superiores, tienen la posibilidad de lograr mejores condiciones de vida, si no hay suficientes empleos y los que hay, están mal pagados.
Y no solo eso, el monto del salario mínimo, no solamente es ridículo y aberrante, sino además injusto y anticonstitucional, pues no cumple con las expectativas que prevee la Constitución General de la República.
El Artículo 123 de la Carta Magna, claramente señala que “Los Salarios Mínimos Generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.
Con de 73.04 pesos diarios, o sea 584.32 pesos semanales, ningún trabajador alcanza a satisfacer las necesidades normales de su familia, en el orden material, social y cultural, ni tampoco puede proveer la educación obligatoria de sus hijos.
Eso es más que una burla. Deberían eliminar ese texto. Bueno, si es que tuvieran vergüenzas. Pero son cínicos, pues cada año insisten en mantener esos salarios de hambre.
México no es un país pobre. Cuenta con enormes riquezas naturales. Se tiene el “orgullo”, de que aquí vive uno de los hombres más ricos del mundo. Pero hay millones de mexicanos en pobreza extrema. Al paso que vamos, cada día está más próxima la posibilidad de un estallido social.
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