Por : Gilberto LAVENANT
El asunto
de las finanzas irregulares de la Universidad Autónoma de Baja California, está
alcanzando rasgos dramáticos, y teatrales.
El Organo
de Fiscalización Superior de la Legislatura Estatal, detectó el absurdo de que
la UABC invirtió recursos públicos en la Bolsa Mexicana de Valores. Y sufrió
pérdidas por 26 millones de pesos.
Esto se
originó, porque las autoridades universitarias, y específicamente el Rector
Felipe Cuamea Velázquez, interpretaron erróneamente la legislación
universitaria, en cuanto a que les permite buscar los mejores rendimientos
posibles. Pero sin riesgo alguno, como por ejemplo los documentos de gobierno,
conocidos como Cetes.
Alguien “les
vió la cara” y los indujo a arriesgar 150 millones de pesos en la bolsa, suponiendo
que lograrían fabulosos rendimientos. Pero sufrieron pérdidas.
El que
tales irregularidades salieran a la luz pública, molestó sumamente a las
autoridades universitarias. En especial al Rector. Bueno, es normal, a
cualquiera molesta que le saquen a ventilar a la luz pública sus trapos sucios.
La
excelencia académica de la UABC, contrastó con la desaseada administración de
la misma. Ufff.
La
cuestión es que, lo que mayormente molestó a las autoridades universitarias, y
en especial al Rector, es que fueran autoridades ajenas a la Máxima Casa de
Estudios, las que les sacaran a relucir sus cochinadas.
Entonces,
echó a andar un plan, pues, para tratar de recomponer las cosas. Reinventó el trillado
concepto de la autonomía universitaria, para parapetarse, alegando que nadie,
de afuera, tiene derecho a fiscalizar a la UABC.
Pero eso
no es todo, obviamente ya le dijeron a Cuamea Velázquez, que los malos manejos
de las finanzas universitarias, caen en el ámbito penal. Que él, podría ir a
parar a la cárcel.
Y como
dicen que el miedo no anda en burro, montó una farsa.
La farsa,
para que se entienda, es una obra de teatro, cómico y satírico, en especial
aquella que satiriza los aspectos ridículos y grotescos, de ciertos comportamientos
humanos. Algo así como exagerar las cosas.
Y
farsante, para completar el cuadro, es la persona que representa una farsa. Que
miente o engaña. Especialmente la que finge lo que no siente o se hace pasar
por lo que no es, para conseguir algo.
El
farsante, es un tramposo, embaucador, impostor, suplantador. Consulten un
diccionario, si desean verificar tales conceptos. No se trata de exagerar.
La farsa,
montada por el Rector, consistía en advertir que la UABC está en riesgo, ante
el acecho de fuerzas externas, a fin de lograr la unión de todos los
universitarios, en su defensa.
Cabe
observar, que en sus intentos por tratar de evitar las consecuencias de su pésima
administración, detectada por el Orfis, y ante la posibilidad de acciones
legales en su contra, por el mal uso de recursos públicos, en días pasados el
Rector declaró que la UABC es un botín muy apetecible y que hay quienes
quisieran meterse hasta la cocina.
Esto, por
el hecho de que el presupuesto anual de la UABC, es del orden de 5 mil millones
de pesos. Sí que son apetecibles.
Pero no
dijo nada de esto, cuando el exgobernador Osuna Millán, directamente o a través
de su Secretario de Desarrollo Económico, el exRector Alejandro Mungaray, estuvo
metido en la UABC. Hasta las orejas. Entonces, Cuamea debió advertir lo de que
es un botín apetecible. Pero es que, gracias a ellos, llegó a ser Rector.
Pues
bien, Cuamea montó la farsa, en la que aparece como actor principal.
Convocó
al consejo universitario y les advirtió a sus integrantes, que la autonomía
universitaria está en peligro. Esto fue el pasado jueves, en Tecate.
Desgarrándose
vestiduras, se cobijó con la bandera de la autonomía, y los incitó a dar la
batalla.
El caso
es que nadie ha cuestionado o puesto en tela de duda, la autonomía
universitaria. Lo que se ha evidenciado, es la pésima administración del
Rector, incurriendo en actos que fácilmente pueden ser encuadrados en el ámbito
penal.
Cuamea,
pretende hacer valer la autonomía universitaria, como un fuero especial, para
eludir acciones legales en su contra. Supone que autonomía es sinónimo de
impunidad.
La
fiscalización de recursos, de instituciones de educación superior, como la
UABC, es válida y nada tiene que ver con la autonomía. Desde 1996, hay
jurisprudencia firme, que así lo indica. Fue en relación a asuntos inherentes a
la Universidad Nacional Autónoma de México. Claramente se observa que la
autonomía de que goza la UNAM, no la excluye de la aplicación de las leyes que
conforman el Estado de Derecho.
Así es
que, que no engañe a nadie el –aún- Rector, Felipe Cuamea Velázquez. Lo de que
está en riesgo la autonomía universitaria de la UABC, es una simple farsa. Y
él, es un farsante.
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