Por : Gilberto LAVENANT
El conflicto del transporte público de Tijuana, está
eclipsando las campañas políticas. En especial, las de aquellos candidatos que
pretendieron sacar raja de este asunto.
Tal es el caso de Juan Manuel Gastélum Buenrostro, candidato
a alcalde por el Partido Acción Nacional, quien supuso que se anotaría un
"Jon ron" al suscribir un convenio con dirigentes de los
transportistas.
No imaginaba, que los efectos serían contraproducentes. Los
usuarios del servicio del transporte público, que son bastantes, han
reaccionado. Porque además de ser pésimo, y el más caro de la república
mexicana, los transportistas amenazan con suspenderlo, en cualquier momento,
para presionar al Alcalde Jorge Astiazarán Orcí, para que ceda a sus reclamos.
A tal grado llegó el efecto negativo, por la postura asumida
por Gastélum Buenrostro, que tuvo que venir el dirigente nacional blanquiazul,
Ricardo Anaya, para acudir a su rescate.
Supuestamente, "El patas" impactó a muchos al
suscribir un convenio en el que se comprometía con los transportistas a echar
abajo las reformas del cabildo al Reglamento del Transporte Público, en caso de
que voten a su favor y llegue a ser alcalde de Tijuana.
El candidato panista, ni siquiera se detuvo a reflexionar si
es que quienes buscaban su apoyo, estaban en lo justo. Simplemente se
comprometió a regresar las cosas como estaban, hasta antes de dichas reformas.
Muchos entendieron que esto implicaba el posible aborto del
proyecto de modernización del transporte de Tijuana, conocido como ruta
troncal. Los efectos nocivos en contra de la campaña de Gastélum Buenrostro,
fueron enormes. No lo reconocen así, pero lo denota la preocupación que se refleja
en el rostro del candidato. Se refleja, en el cambio de discurso político.
Cuando la firma del compromiso, con dirigentes de los
transportistas, Juan Manuel mostraba una sonrisa, de oreja a oreja. Ahora, se
duele por el error cometido. Sobre todo, porque todos le señalan que
"metió las patas".
Cabe observar que, a partir
de entonces, empezaron a circular en las redes, las críticas respecto al
pésimo y caro transporte público de Tijuana. Y también las críticas en contra
del candidato panista, por tratar de convertirse en protector de los
transportistas.
De paso, los transportistas subieron el tono de sus reclamos
a las autoridades municipales. Como no lograron doblegar al alcalde, para que
diera marcha atrás, en forma fulminante, a las reformas a la legislación del
transporte, estallaron en amenazas de que paralizarán el transporte y bloquearán
los accesos a las puertas fronterizas de Otay y San Ysidro.
Preocupados por estos efectos negativos en la campaña de su
candidato, los panistas, desesperados, pidieron el auxilio del líder nacional
del PAN, Ricardo Anaya.
Más por compromiso, que por otra cosa, Anaya vino unas horas
y mostró un discurso totalmente distinto al de Gastélum. El candidato,
solidario incondicional con los transportistas. Anaya, solidario simplemente
con los usuarios del servicio.
"No descuidemos que la prioridad es la gente que
utiliza el servicio, ellos se merecen un transporte de calidad esa es la gran
prioridad y lo tenemos absolutamente claro, queremos que la gente pueda llegar
más rápido a su trabajo, que vaya en una unidad de buenas condiciones, que se
pueda transportar con seguridad, esa es nuestra prioridad", diría Anaya.
No hubo, en los eventos de Anaya, presencia de
transportistas. Parece ser que más bien los eludió. Se trataba de rescatar la
campaña de Gastélum, que había metido las patas, al comprometerse con los
transportistas. Lo peor que pudo haber hecho.
Falta observar, cuál será la postura de Gastélum Buenrostro,
si los transportistas insisten en su postura retadora y efectúan la mega
manifestación que han anunciado y que trastornaría el tránsito, por las
principales vialidades de la ciudad. Taxis y autobuses, con propaganda a favor
del candidato panista, fastidiando a los tijuanenses.
En principio, se sabe que en el Partido Revolucionario
Institucional, están pensando seriamente en jalar las orejas a los priístas
involucrados en este asunto, pues con sus actitudes agresivas,
independientemente de que sean para defender su patrimonio, como afirman, están
afectando las campañas de los candidatos tricolores.
No se cree, que el candidato del PAN, Juan Manuel Gastélum
Buenrostro, sea tan tonto de sacrificar su proyecto político, por la
perpetuidad de un servicio de transporte público, pésimo y caro, como el de
Tijuana.
Ya metió "las patas". Seguramente el dirigente
nacional, Ricardo Anaya, al venir a su rescate, le advirtió que la había
regado. Si no rectifica, pagará las consecuencias el 5 de junio próximo.