Por :
Gilberto LAVENANT
Tanto tiempo ha transcurrido
y a ninguna institución pública o privada, se les ha ocurrido la posibilidad de
establecer cursos de capacitación en política y administración pública. Si es imposible
evtar la proliferación de políticos, al menos que los capaciten.
No es la intención de que
todo político sea profesionista en determinada ciencia. Pero que si tienen
aspiraciones de incursionar en la administración pública, que al menos tengan
nociones sobre los aspectos básicos del gobierno municipal, o estatal.
No ha habido tantas
dificultades, porque la mayoría de las veces, aprovechan la experiencia del
personal de base. Los funcionarios de segundo y primer nivel, generalmente son
simples firmones. Los auxiliares, preparan los proyectos, o los supervisan, y ellos
simplemente firman. Se lucen, pues, con el trabajo ajeno.
Pero hay tantos temas, en
los que requieren una capacitación básica. En tiempos de campaña, en materia de
derecho electoral. Ya en funciones, manejo de recursos humanos, relaciones públicas,
el uso de los medios de difusión, interpretación de estados financieros,
inventarios.
Sería ideal, que se
adecuaran las leyes electorales, y se exigiera, para el registro de candidatos
a puestos de elección popular, haber cursado al menos un diplomado, específico,
con materias propias o adecuadas al cargo por el que pretendan competir.
Porque, las regidurías,
tienen actividades específicas qué desarrollar. Conocer el protocolo de las
sesiones de cabildo. Las funciones y alcances de cada comisión, reglamentación municipal,
las materias reguladas por los ordenamientos locales.
Sin duda alguna, el
trabajo del gobierno municipal, por ejemplo, sería más efectivo y eficiente. Actualmente,
el primer año de una administración municipal, es considerado como el año del
aprendizaje.
El trabajo público, debe
ser considerado como cualquier empleo. Desde la primer contratación, se debe
tener la capacitación adecuada para el mejor desempeño. Se evitarían errores y
por lo tanto pérdidas de recursos.
Definitivamente, mejorarían
en su funcionamiento las administraciones públicas, porque eso de operar con
aprendices, si que está difícil.
El columnista tuvo oportunidad
de entrevistar, prácticamente a todos los candidatos a diputados federales de todos
los partidos políticos, que contendieron por los distritos de Tijuana, en los
pasados comicios. Nadie recibió capacitación previa para ello.
A partir de esa etapa, se
requiere la preparación. Que se les explique, qué es la política y qué son los
partidos políticos. Qué es una contienda electoral y como deben comportarse,
ante los electores.
La verdad, daban lástima,
la mayoría de los candidatos. No solamente desconocían sus respectivos
distritos electorales, sino además, las facultades y funciones del cargo al que
aspiraban.
A la mayoría, los
enviaron a la contienda, con la simple “bendición”. Nadie traía asistente
personal, que les armara o manejara la agenda diaria. Desconocían la problamática
de sus respectivos distritos electorales. Carecían de la asesoría más
elemental. En especial, para desempeñarse ante los medios de difusión.
Si se les orienta, si se
les capacita, podría rescatarse muchos buenos elementos y se desterraría a los
malos, porque generalmente los flojos, son corruptos. Si les exigen que se
capaciten, generalmente desertan.
La ciudadanía reclama
cambios. Pero las dirigencias partidistas y los políticos en general, suponen
que los cambios vienen solos. Están totalmente equivocados.
Si lo partidos políticos
no mueven un dedo, las instituciones de educación superior, están obligadas a
hacerlo.Tienen al personal especializado para ello, las instalaciones. Solamente
les falta la iniciativa para hacerlo.
Estaríamos viendo, por ejemplo,
diplomados para regidores, para síndicos procuradores e incluso para directores
de obras, por citar algunos temas.
También podrían
establecerse diplomados para jueces calificadores, para auxiliares adminatrativos,
para manejo de recursos de personal.
El haber acudido a tales
cursos, no sería garantía de empleo, pero sí constancia de la capacitación recibida
y de ser idóneos para el empleo.
Además, dicen que el
conocimiento no hace daño a nadie. Se puede acudir a tantos cursos, como se
tenga oportunidad de ello, lo que
validaría el curriculm del aspirante a detereminado cargo.
Imaginen a una persona, que haya cursado diplomados de regidores, sería
de las que tuviesen mayores posibilidades de ser considerada, al menos para una
suplencia.
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