Por : Gilberto LAVENANT
Hay un juego, le llaman “El
teléfono descompuesto”, que consiste en que varias personas se sientan
alrededor de una mesa. La primera, comunica un mensaje a quien está a su
derecha. Esta a su vez lo transmite al siguiente y así sucesivamente, hasta
concluir el grupo. El último dirá en voz alta la comunicación que recibió y
luego la confrontan con la frase original. La distorsión de lo comunicado, es
extraordinaria.
En la vida real, esto se
aplica entre los ciudadanos y los gobernantes. Los ciudadanos se quejan,
reclaman, señalan. Obviamente se refieren a las fallas de los servicios públicos,
a los excesos de los funcionarios. Pero cuando le cuestionan al jefe de gobierno
sobre las quejas recibidas, dice que no hay tales, que todo mundo habla bien,
que quizás se tratede malos entendidos.
Sabido es que se está haciendo
común escuchar de casos de abusos policiacos. Hasta videos de los abusos, hacen
llegar a los medios. Pero los jefes policiacos, Alejandro Lares Valladares,
Secretario de Seguridad de Seguridad Pública Municipal, y Patricia Sida Wilkes, Directora de la
institución, escuchan con desden y señalan que requieren denuncias
contundentes.
Los ciudadanos se quejan,
cuando les lastiman. Reunen las constancias que estiman necesarias y que le es
posible y las aportan a las autoridades correspondientes. Pero estás reaccionan
lentamente, a paso de tortuga.
La percepción general es
de que los elementos de la corporación policiaca municipal, están cometiendo
abusos por doquier, pero los jefes, responden indolentes. O sea, ni se preocupan,
ni muestran interés por aclarar, mucho menos por castigar a los responsables.
Es más, a todo abuso o
exceso, le buscan justificación o validan las que comúnmente utilizan los policías,
para eludir responsabilidades, como el que hubo resistencia a la autoridad y
hasta que les encontraron alguna arma o sustancias tóxicas. Hubo un caso,
recientemente, de unos jóvenes detenidos injustamente y que el juez de la causa
los dejó en libertad.
El jueves de la semana
pasada, los periodistas se aglomeraron frente a la puerta de la oficina del Alcalde
Jorge Astiazarán Orcí. Les habían hecho saber que de un momento a otro anunciarían
cambios de funcionarios municipales. Que no se alejaran mucho.
De pronto, ven a Lares
Valladares llegar e introducirse a las oficinas de la Sindicatura Procuradora.
Después de haber permanecido durante varios minutos, supuestamente entrevistándose
con el Síndico Arturo Ledesma Romo, sale un tanto nervioso y apurado entra a la
oficina del Alcalde, sin aceptar responder ninguna pregunta de los periodistas.
Entonces, se da un diálogo
interesante entre los reporteros :
.- Segro que que le dan
aire a “”El camillero”. La corporación es un desastre.
.- Si es cierto, ya le
tocaba.
.- A cada rato se sabe de
casos de abusos policiacos.
Tratando de redondear la
información, acuden con el Síndico y este les indica, que ha recibido más de
900 quejas de ciudadanos contra policías, que están siendo investigadas por el área
de respnsabilidades.
Las quejas, indica el
funcionario, son desde infracciones de tránsito, hasta abusos de autoridad.
Cuado salen de la entrevista,
los periodistas comentan : -Ya ves, seguro que “el camillero” va para afuera.
Sin embargo, en la lista
de los funcionarios afectados por los cambios, no se incluía el de Lares
Valladares. Los periodistas la reciben un tanto decepcionados.
Consideraban que, sin
duda alguna, fue una simple omisión.
Tratando de disipar las
dudas al respecto, al día siguiente cuestionan al alcalde.
Astiazarán, dicen que un
tanto molesto, dijo que el de Lares era un trabajo bueno, aunque comentó que el
tema de seguridad es muy complejo, no solo en Tijuana, sino en el resto del país.
Además, observó que la
seguridad no es solo de responsabilidad de un Ayuntamiento, sino del Estado y
de la Federación “y vamos a seguir trabajando en conjunto y en coordinación”.
Al cuestionarlo sobre el
incremento de las quejas sobre la actuación de la policía municipal, dijo que
las seguirán recibiendo, pero que también hay muchos comentarios positivos
hacia la corporación.
Pero, además, dijo algo
especial y un tanto absurdo. Que quien se queja de la policía, es quien comete
una infracción y es detenido, quien está pasado de copas y le toca un alcoholímetro
o quien está agrediendo o robando a un ciudadano”.
Días antes de esto, el
empresario casinero, Jorge Hank Rhon, señaló que la retirada del ejército, ha
incrementado la inseguridad. Dijo que en el último trimestre, “se descompuso un
poquito la comunicación y la relación entre Estado y Municipio”. Y nadie trató
de desmentirlo.
Definitivamente “el
camillero” ya dió lo que tenía que dar. Las cosas andan mal.
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