Por: Gerardo Fragoso M.
Hace
mucho, pero mucho tiempo, que en la Universidad Autónoma de Baja
California manda un grupo que, más temprano o más tarde, como ocurrió en
la elección rectoral de 2011, hace lo que se le viene en gana,
beneficiado por esa cohabitación que han logrado con todos los
inquilinos del Palacio de Gobierno.
Puede
venir un gobernador emanado de cierto sector político panista y mañana
sentarse otro que haya surgido de la amalgama rival, que esa cofradía
-tómese la definición de la RAE que más convenga y agrade al lector-
parece eterna.
Personero de esa mafia es Alejandro Mungaray Lagarda.
Baja
California tuvo la desgracia de padecerlo como secretario de Desarrollo
Económico y sus resultados fueron, por decirlo de una forma edulcorada,
nefastos.
El
19 de noviembre de 2008, Mungaray fue nombrado en dicho ministerio, en
sustitución de José Gabriel Posada Gallego, a quien se le había otorgado
como premio de consolación, tras perder la candidatura a presidente
municipal por el PAN, ante Rodolfo Valdez Gutiérrez.
Posada
se fue de la oficina ubicada en el cuarto piso del Palacio de Gobierno,
dejando la mayor cifra de Inversión Extranjera Directa para Baja
California en un solo año: Mil 555.4 millones de dólares.
En
su primer año completo, Mungaray se encargó de hacerla caer 62.98%, al
obtener solamente 575.9 millones de dólares en todo 2009.
¿Fue
el peor resultado del ex rector? No. En 2012, Mungaray hizo derrumbarse
la IED hasta 543.5 millones de dólares, la cifra más baja desde 1996.
Como las cifras no le cuadraban, pretendió entonces disfrazar su mediocridad.
Expirando
2012, al llegar a su oficina el proyecto de Egresos para el presupuesto
2013, la entonces presidenta de la comisión de Hacienda y Presupuesto,
Elisa Rosana Soto Agüero, notó algo extraño en las peticiones de
recursos que efectuaba la secretaría encabezada por Mungaray: La
solicitud de billetes para hacer un estudio de evaluación de la gestión
encabezada por el ex rector.
Soto,
de inmediato, atisbó que la idea era desconocer las cifras de
organismos tan respetables como el IMCO, y de instancias oficiales como
la secretaría de Economía, para que Mungaray y los suyos se
autoevaluaran y se pusieran un diez en su examen.
Respaldado
incondicionalmente por el entonces gobernador, José Guadalupe Osuna
Millán, a Mungaray le importaba un bledo lo que dijeran los líderes
empresariales, ni las consecuencias que tenía y tiene para Baja
California su rala gestión.
Para
entender el daño que le hizo la gestión de Mungaray a la economía
bajacaliforniana, baste decir que, entre 2008 y 2013, mientras la IED
para Baja California decreció 65.06%, la destinada a Querétaro creció
168.02%; y ni hablemos de Guanajuato, cuya IED creció 95 mil 210% entre
2006 -cuando tuvo una contracción- y 2013.
Pese
a esas ominosas cifras, Mungaray anda por la calle como sin nada, lo
mismo viendo una conferencia del panista Juan Carlos Romero Hicks en la
UABC, que, dicen algunas fuentes, cerrando pinzas para convertir en
candidato de "unidad" para la rectoría a su máximo pupilo: El actual
director de Servicios Estudiantiles y Gestión Escolar, Ángel Norzagaray
Norzagaray. Faltaba más.
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