Por : Gilberto LAVENANT
Bajo este
título, “Todo en venta”, el pasado lunes, Denise Dresser, una de las más
destacadas periodistas y analistas políticas de México, hace un interesante
planteamiento, respecto a la ética de los periodistas, pero en especial la de
los políticos –porque puede haber algunos que la tengan, aunque lo duden- que
reciben o piden prerrogativas o bonos especiales, mochadas, para el vulgo, por
sus labores, por las cuales reciben un salario.
Sin referirlo,
sin duda alguna la indirecta va también para los “flamantes” periodistas que en
días pasados fueron balconeados, en base a informe sobre la ejecución de los
programas y las campañas de comunicación social del gobierno federal, en el
ejercicio fiscal 2013, por las millonarias cantidades de dinero, recibidas por
su dizque labor informativa.
La lista
la encabeza Joaquín López Dóriga, con 10 millones 637 mil pesos, José Cárdenas
2 millones 810 mil pesos, Omar Mario Beteta 2 millones 338 mil pesos, Ricardo
Rocha 2 millones 78 mil pesos, Eduardo Ruiz Healy 2 millones 78 mil pesos,
Jorge Fernández 1 millón 836 mil pesos, Denise Maerker 1 millón 818 mil pesos,
Ciro Gómez Leyva 1 millón 707 mil pesos, Adela Micha 1 millón 436 mil pesos y
Paola Rojas 1 millón 299 mil pesos.
Un tanto
en descargo, aunque las dudas y especulaciones persisten, podría decirse que,
en algunos casos de los mencionados, debido a sus respectivas proyecciones personales,
realizan programas especiales, en tiempos televisivos o radiofónicos, o bien
cuentan con portales de internet, en los que se promocionan los programas del
gobierno federal, sin que ello implique condicionar
su criterio o libertad de expresión. Aunque en el caso de López Dóriga, más de
10 millones de pesos, es un monto exagerado, por donde quiera que le miren.
Pues
bien, con enorme sarcasmo, Denise señala, en el primer párrafo : “Mediante la
presente columna, anuncio mi intención de renunciar a la crítica independiente,
si alguien me llega al precio”. Gulppp.
Y continua
su supuesto pronunciamiento : “Hago pública mi decisión de unirme al grupo cada
vez más grande de aquellos que se venden a la Presidencia para aprobar las
reformas estructurales, o a la Secretaría de Hacienda, para obtener algún moche
vía el fondo de pavimentación a los estados, a algún monopolio para lograr que
evite la regulación asimétrica, a alguna televisora para asegurar cobertura
favorable en la pantalla en la siguiente
elección”.
Quien no
conozca el alto nivel académico, profesional y periodístico de Dresser, podría
pensar que una pluma más cae en el lodo de la corrupción, alentada por la
codicia y porque la falta de ética en el periodismo, y en la política en
general, es algo ya bastante común.
“Anuncio –sigue
diciendo, apenas en el primer párrafo- que quisiera formar parte del frente de
aquellos que recortan su conciencia para ajustarla al tamaño de un premio
económico. Aquellos dispuestos a aceptar lo que el Congreso anunció : “se autoriza
por única ocasión, una subvención extraordinaria para los grupos parlamentarios”.
Luego
precisa : “Un bono a cambio de leyes; un soborno a cambio de votos; una venta
del trabajo legislativo a quien lo financia y muy bien”. Hay que recordar,
aunque Denisse no lo dice, que en días pasados trascendió que los grupos
parlamentarios en el Congreso de la Unión, recibieron un bono de 100 millones
de pesos, cada uno, por su trabajo legislativo, que permitió sacar las reformas
estructurales. Bien “merecido”, podría decirse.
El
trabajo y la honestidad de Denisse, no requieren ni defensa, ni interpretación.
Aunque un tanto extremosa, hace un severo
y sarcástico señalamiento a los “flamantes” legisladores federales, a
los zánganos del poder legislativo, que reciben “premios” especiales, por no
objetar las propuestas del ejecutivo federal. Por simplemente “levantar la mano”,
sin regateo alguno.
El
Artículo, es extenso y valioso. El columnista no trata de plagiar su contenido,
sino por el contrario, destacarlo, subrayarlo. Búsquenlo y léanlo. Apareció en
la página 24, sección nacional, del periódico Frontera. Vale la pena leerlo con
detenimiento. Pero no para simplemente pasar el tiempo, sino para reflexionar
sobre lo que pasa en México, con gobernantes que compran conciencias y
criterios. Bajo la tasa aquella de “según el sapo, es la pedrada”.
Interesante
también es el párrafo final. “Lo subrayo. Lo repito. Mi columna a cambio de un
yate o una bolsa como la de la hija de Carlos Romero Deschamps. Mi columna a cambio
de una condonación del pago del ISR, como la que el Congreso le otorgó a
estados y municipios desconocidos”.
“Mi
columna –insiste- a cambio de los 500 millones
de pesos que, según el Diario de Yucatán, la exgobernadora Ivonne Ortega
se embolsó con esa medida. Porque yo también quiero la mordida que se le da a
los gobernantes y a sus amanuenses en los medios. Yo también quiero ser lacaya
y escribir sendos artículos sobre las virtudes de la reforma energética, la
reforma fiscal y la reforma en telecomunicaciones. Y por ello mando un mensaje,
con la palma de la mano extendida : Este espacio está en venta”.
Para
quienes no leen a Denisse, léanla. Para quienes suelen leerla, no se preocupen,
el criterio y la conciencia de personas tan valiosas como Denisse Dresser, no tiene precio, no está en venta.
Su posicionamiento, es solamente una forma, un estilo o una extrategia, para
exhibir a los corruptos, cínicos y desvergonzados, supuestos representantes
populares, que no tienen ni un solo pelo de decencia.
Afortunadamente,
no todo está perdido. No todos los mexicanos son corruptos o tienen en venta
sus conciencias y criterios. Si lo estuviera, ni caso tendría seguir luchando.
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