Por : Gilberto LAVENANT
En duros aprietos se meten los políticos, como en el caso concreto de los legisladores federales, cuando tienen que enfrentar un tema o problema, que afecta a sus supuestos representados, patrocinado, planteado o propuesto, por el Presidente de México en turno, y su filiación partidista les obliga a apoyar, hablar o votar a favor de los “deseos presidenciales”, aunque ello implique o signifique que le den la espalda a la ciudadanía que, con su voto, los llevó a ocupar la posición que ostentan.
En el sistema político mexicano, el Presidente de la República, es el jefe del partido político que lo llevó al poder, y todos los militantes de dicho organismo político, están obligados a solidarizarse con la voz presidencial, sin importar que se trate de absurdos, aberraciones y medidas lesivas para los mexicanos.
Los políticos son como malabaristas, “explican” lo inexplicable y “justifican” lo injustificable. Aunque para ello tengan que recurrir al uso de lenguaje cantinflesco y olviden la congruencia y la más elemental coherencia. Sobre todo la esencia de las funciones y responsabilidades del cargo que ostentan.
Luego, cuando observan que todo mundo se percató de sus torpezas, que nadie se tragó “su rollo”, tratan de componer las cosas, diciendo que no dijeron lo que dijeron o que simplemente no se entendió, lo que se pretendía que entendieran. Hasta “el chavo del ocho”, es más congruente que ellos.
Esto les pasó a los panistas, durante los sexenios del foxismo y el calderonismo. Ante medidas centralistas, absurdas y lesivas como la restricción en el manejo de los dólares, el llamado Siave, dizque para detectar el paso de droga y contrabando en la frontera y tantas cosas más, simplemente guardaron silencio. Ningún panista levantó la voz. Parecía que se habían tragado la lengua.
Ahora, andan de valientes, obviamente, porque Peña Nieto es priísta. Así, cualquiera que no sea del partido tricolor, se envalentona y se lanza en contra de las propuestas presidenciales, porque no corren ningún riesgo y su partido, el blanquiazul, los alienta y premia por todo aquello que vaya en contra de sus rivales políticos. Sobre todo, saben que cualquier postura antigobierno, les dará votos en los siguientes comicios. Nada hacen gratis.
Los que están en apuros, los que están “pasando aceite”, en estos momentos, con la propuesta hacendaria de Peña Nieto, en especial por la homologación del IVA, son los propios priístas. Todos los fronterizos saben y expresan, que la medida será catastrófica para la economía fronteriza. Incluso los propios legisladores priístas, pero le hacen “al tío lolo”, porque no pueden nadar contra la corriente. Por los riesgos que ello implica.
Es totalmente incómoda la posición de los legisladores priístas, incluso la de los funcionarios de cualquier nivel, que forman parte del partido tricolor. La mayoría, por no decir que todos, prefieren guardar silencio, cuando se les pide su opinión respecto a los estragos que podría ocasionar la homologación del IVA.
En el caso concreto de los legisladores, que son los que al final de cuentas aprobarán o rechazarán la propuesta peñanietista, no pueden “sacarle al bulto”. En ellos es más que evidente, tienen la obligación de apoyar las propuestas presidenciales, aunque con ello den la espalda a los bajacalifornianos. Sin embargo, presumiendo que los ciudadanos son tontos, hacen uso del lenguaje cantinflesco, para tratar de salvar sus futuros proyectos políticos.
Son como malabaristas de circo, caminando al filo de la navaja. No quieren quedar mal con Peña Nieto, pero tampoco quieren que los ciudadanos los descalifiquen. O que los califiquen de tibios, cobardes, poco hombres, falsos, traidores, irresponsables, oportunistas y muchas cosas más.
Y ahí los tienen, tratando de explicar lo inexplicable, pretendiendo justificar lo injustificable. Pretender hacer creer a los bajacalifornianos, que apoyan la reforma hacendaria de Peña Nieto, pero que han decidido reservar para una votación particular lo de la homologación del IVA, es peor que una vacilada.
Ese es el caso del diputado federal priísta, Jaime Chris López. Estuvo agazapado, a partir de que Peña Nieto planteó la propuesta hacendaria. No abrió la boca, para no comprometerse. No participó en ninguna reunión convocada para definir posturas contra la homologación del IVA y evitó viajar a Baja California, como estrategia, para eludir reclamos o señalamientos.
Empero, para su desgracia, la dirigencia nacional priísta, decidió retirar a la Profra. Carmen López Segura, de la coordinación de los diputados tricolores en el Congreso de la Unión, porque la legisladora se pronunció abiertamente en contra de la homologación del IVA. Chris fue nombrado como “bateador emergente” y ahora “no logra conectar, ni una rolita”.
Como nuevo coordinador, desde la capital del país, el jóven político, ahijado de Manlio Fabio Beltrones, y yerno de Mario Escobedo Carignan, de los cercanos de Fernando Castro Trenti, envió un comunicado para definir la postura de sus coordinados. Los bajacalifornianos entendieron que los diputados priístas están a favor de la homologación del IVA.
El contenido del comunicado, le generó todo tipo de descalificaciones e insultos al flamante coordinador. De nueva cuenta, haciendo gala de su experiencia en el manejo del lenguaje cantinflesco, envió otro comunicado, para aclarar los supuestos “malos entendidos”.
Ahí lo tienen, trepado en el trapecio político, tratando de evitar caer al suelo. Sus aspiraciones políticas, entre ellas ser alcalde de Tijuana, casi ya están hechas añicos. Todo por el tema del IVA. Lo suyo, no es ser malabarista.
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