AVISO SOBRE COOKIES

sábado, 22 de junio de 2013

Los valores políticos.

Palco de Prensa

                                         Por : Gilberto LAVENANT

Sin duda alguna, una gran mayoría coincide en que en gran parte los problemas sociales se derivan de la falta de valores.

Y efectivamente, casi todo problema, se dá en torno a los valores. Se dice que no hay, cuando muchos adoptan como válidos los antivalores, o sea los conceptos negativos o nocivos que estropean todo.


Hoy en día, decía un político, en una reunión privada, los principales valores que guian y motivan a los jóvenes, es acumular riqueza y fama. Y obviamente, no se piensa en realizar tales anhelos a base de trabajo extenuante, con el sudor de la frente, sino mediante actividades consideradas hoy como las más rentables.

Casi a la par, en ese nivel, destacan la política, y el crimen organizado.

Curiosamente, ambos temas, aunque uno, por lo aterrador de su agresividad, reciben un tratamiento social y político distinto.

En el caso del crimen organizado, con los narcos famosos y los narcocorridos, se generó una cultura popular que basaba sus aspiraciones precisamente en la fama y el dinero en exceso. Igual que en la política.

Las estrategias oficiales, buscaron concientizar a los medios de difusión, que omitieran resaltar las hazañas de los narcos, porque por el solo hecho de hacerlo, alentaba a los jóvenes a seguir sus pasos. Modestos individuos, involucrados en las actividades delictivas, en relativamente poco tiempo se convertían en potentados, con un poder superior al de muchos políticos.

Irónicamente, uno de los capos más peligrosos, el llamado Chapo Guzmán, frecuentemente  disputa con empresarios mexicanos el primer lugar entre los hombres más ricos. Para qué perder el tiempo, cursando una carrera unoversitaria, si al concluirla no se consigue empleo. En cambio, el camino delincuencial parece premiar en menor tiempo el esfuerzo y la audacia. Aunque en el camino, muchos pierdan la vida.

Pero en fin, hablar menos de los “exitos” de los narcos, fue una recomendación importante para que muchos jóvenes dejaran de convertirlos en sus ídolos y en tratar de emular sus actos. Hasta ahí, más o menos se logró algo.

Claro, a muchos les frena la violencia y los enormes riesgos del narcotrófico y demás actividades colaterales. Sin embargo, aún hay quienes optan por enfrentar los riesgos, pensando en alcanzar la fama y el dinero que tanto anhelan. Aunque les cueste la vida.

Lamentablemente, también les alienta a delinquir, la podredumbre de las instituciones de procuración y administración de justicia. En la primera parte, la policiaca, es más o menos entendible. Los policías, perciben bajos salarios, la gran mayoría carecen de valores humanos fundamentales y son proclíbes a la “negociación”. No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre, podría decirse.

En donde sí que está más grave, es en el área de administración de justicia. Cada día se generaliza más la idea de que los tribunales operan como verdaderos “mercados sobre ruedas”, en donde la justicia se vende al mejor postor y en los cuales el derecho se tuerce conforme a los intereses y ofrecimientos de los “clientes”.

La mayoría de los juzgadores perciben buenos salarios, por lo que además de su preparación profesional, nada justifica que se corrompan. Como tampoco nadie se explica porque, siendo de todos conocido este fenómeno vergonzoso, nadie lo frena.  

En lo que respecta a la política, ya es considerada como una de las actividades humanas más rentables. La política convierte a individuos modestos en grandes potentados, en solo 3 o 6 años. Salvo el crímen organizado, no hay otra actividad más productiva que la política.

Quienes ingresan a la política, en su mayoría, no lo hacen con la finalidad de coadyuvar a resolver la problemática social. Lo hacen para hacerse ricos, en el menor tiempo posible. Y claro, lograr fama. Eso de servir a los demás, generalmente es puro cuento.

Los casos de Moreira, Granier, González, Romero Deschamp y Gordillo, entre muchos otros, contrario a lo que pudiera pensarse y decirse, no dan pena ajena, dan envidia. Muchos quisieran estar en el lugar de ellos, aunque fueran exhibidos como corruptos.

Esos son los ejemplos a seguir, por muchos políticos o por muchos que apenas se inician en dicha actividad. Les alienta pensar, que si ellos lo hicieron, muchos otros podrán lograrlo.

La ventaja, frente a las actividades criminales relacionadas con el narco, es que quienes se dedican a la política, no ponen en juego su vida. Cuando mucho la libertad, pero con astucia y audacia, los mismos recursos que obtienen y acumulan, derivados de sus raterías, les permiten evadir castigos. El grado de impunidad, en México, es exagerado, grosero.

La cuestión es que en la política hay mucha más impunidad que en las actividades delictivas. Además, muchos narcos, no son tan conocidos o no llevan una vida tan pública. La mayoría son más o menos discretos y su opulencia la disfrutan en forma privada.

Los políticos, por el contrario, son cínicos, desvergonzados y exhibicionistas. Si alguien los cuestiona sobre sus riquezas mal habidas, en lugar de apenarse, las presumen. Como también presumen que tienen “fuero” o están blindados, no solamente por su exceso de dinero, sino también por sus relaciones con los gobernantes en turno.

Lo grave, lo sumamente grave, es que no hay quien esté dispuesto a lanzar la primera piedra. El riesgo de un estallido social, está latente. Y los políticos no lo entienden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario