Por : Gilberto LAVENANT
Hay muchas formas de decir, que una organización, empresa o institución, no está funcionando bien. Decir que es un vil relajo, es una de ellas.
Contrario al relajo, es la formalidad, el orden, la estructura, la eficiencia operativa.
El vil relajo, es el estado o condición que guarda la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, a partir de que ostentó la titularidad de la misma, Alejandro Lares Valladares, mejor conocido entre la tropa, como “El camillero”.
Cualquiera podría suponer que al retirarse Lares de la SSPM, todo volvería al orden y que ya nadie se acordaría de este individuo.
El problema es que su paso por la institución dejó una “profunda huella”, que hoy se refleja en el vil desastre en que se encuentra.
Ya no solamente es incontrolable la violencia. Siguen proliferando los asesinatos y crímenes violentos.
Los residentes de las zonas periféricas de la ciudad, viven en un infierno, expuestos a todo tipo de desmanes. La inseguridad pública, es “el pan de cada día”. Los dueños de las calles, son los malandros.
Individuos sin oficio ni beneficio, se mantienen en guardia permanente y penetran a las viviendas que sus moradores abandonan momentáneamente, para acudir a sus trabajos. Cuando regresan de sus labores, es común que ya las hayan saqueado. Y nadie se percata de ello.
Algunos -por no decir que todos- elementos policiacos, se conducen como miembros del crimen organizado. Amenazan o tratan de intimidar a aquellos que consideran molestan o interfieren sus intereses.
Ahí tienen el caso del Síndico Procurador, Arturo Ledezma Romo, quien dice que estaba siendo hostigado por mandos y escoltas de la policía auxiliar –que también son policías municipales- que le habían estado amenazando, al grado de que optó por hacer la denuncia de hechos ante la Procuraduría de Justicia.
Imaginen nada más, el titular de la dependencia municipal, encargada de vigilar la adecuada actuación de los servidores públicos del gobierno municipal, acosado por malos elementos. Bueno, dicen que cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde.
Comportándose como barbajanes, prepotentes, arbitrarios, ante cualquier ciudadano. Especialmente en contra de los periodistas, bajo el supuesto de que estos abusan del oficio.
Aunque, frente a las cámaras, Lares y su sucesor aparentan indignación, por el comportamiento arbitrario de los elementos policiacos, en especial para con los periodistas, se puede decir que, en cortito, esas son las instrucciones que les dan.
Con el patrocinio del sector empresarial, se dotó a la policía municipal de cámaras móviles, para grabar los incidentes que tuvieran con la población. Pero no son tontos, las prenden, solamente cuando tratan de exhibir al ciudadano y justificar sus actos arbitrarios.
Tenemos el grave o delicado incidente, en el que un policía municipal, vestido de civil, trató de intimidar al joven reportero de AFN, Carlos Zúñiga Espinoza, apuntándole con arma larga, “invitándolo” a retirarse de la escena del crimen. Y ahora resulta que no han podido identificar al barbaján.
José Luis López Medina, encargado del despacho de la SSPM, o sea tentativamente el sucesor de Lares, aparenta enojo por tales hechos y asegura, dizque categórico, que no se permitirán ese tipo de abusos.
Haciéndole “al tío lolo”, como si los tijuanenses fuesen retrazados mentales, ante el reclamo dice que no se ha identificado al patán y que la información que el periodista proporcionó respecto al agresor, no coincide con sus archivos.
Observen perfectamente. Un supuesto particular, en tanto que no portaba uniforme policiaco, con chaleco antibala, portando arma larga, apunta con la misma al reportero, al que sorprende realizando la “peligrosa” tarea periodística de tomar fotografías, respecto a un hecho violento. Y ahora quieren hacer aparecer como que nadie supo quien era.
Es tan fácil identificar al agresor, como citar a todos los elementos policiacos que acudieron a dicho lugar y exigirles que “suelten la sopa”. No decir quien era, es tratar de protegerlo, encubrirlo. Los “tapaderas”, son tan delincuentes –y quizás más- que el propio agresor.
Si el encargado de despacho de la SSPM, no puede hacer esto, es que es un ignorante e incompetente. Su presencia al frente de la plicía municipal, es un peligro. Igual o más que el propio Lares.
Lo peor, el caso de elementos administrativos, aprovecharon la negligencia de Lares, y ahora de López Medina, para saquear los recursos provenientes de las multas aplicadas por los operativos del alcoholímetro.
Fue relativamente sencillo detectar estas pillerías. Son severas las medidas que se aplican, tratando de alcanzar efectividad, en contra de personas que acostumbran conducir vehículos, bajo los efectos de bebidas alcólicas, que no se permiten las rebajas o descuentos en las multas por este concepto. Así es que bastó contar el número de multas aplicadas y confrontar la suma del monto de las mismas, con lo recaudado. Unos pillos ya habían instalado su propio negocio
Da asco el vil relajo que existe en la SSPM. Gracias a Lares, y ahora gracias a López Medina, principalmente.