QPBC.- Apenas hace unos días comentaba, que podrán decir que
es de hombres fallar, y de mujeres también, por aquello de la equidad de
género, pero que debe reconocerse que el Instituto Estatal Electoral de Baja
California, está haciendo un pésimo papel, como árbitro, en este proceso
electoral.
Decía que, en un encuentro deportivo, en
donde un equipo gana a otro, hasta cierto punto es tolerable y comprensible.
Que las determinaciones del árbitro, son en base a apreciaciones personales.
Que en ocasiones está lejos de donde se registra la jugada. O mal ubicado.
Pero, observaba, que tratándose de un proceso
electoral, no es cuestión de apreciaciones, ni favoritismos. Que en todo
caso se trata de interpretación y
aplicación de la ley electoral. Señalaba
que ahí es donde ha fallado el IEE.
Primero, porque fue exageradamente riguroso,
a la hora de verificar los apoyos ciudadanos. Cancelando miles de ellos, lo que
dejó a muchos aspirantes a munícipes o diputados locales, fuera del proceso.
Las autoridades jurisdiccionales, en materia
electoral, se han encargado de echar abajo las drásticas decisiones del
Instituto Electoral. Exageradas.
La última de ellas, la que había dejado fuera
del proceso a la empresaria Carolina Aubanel Riedel, quien ahora podrá
participar como candidata independiente a la alcaldía de Tijuana. Y quizás no
sea la última, ni la única.
El Consejo General del IEE fue muy claro y
contundente, al señalar que encontró muchas inconsistencias y que por eso
canceló gran cantidad de los apoyos ciudadanos.
Lo único que queda claro ahora, es que el
Instituto Estatal Electoral, se ha constituido en el peor de los árbitros que
han tenido los procesos electorales en la entidad. Malísimo.
Y en tales condiciones, el actual proceso electoral,
se encuentra como en un “banco de niebla”. Debiendo ser claro y transparente,
genera desconfianza. Cualquiera que sean los resultados que se obtengan en los
comicios de junio próximo, habrá dudas sobre la veracidad y certeza de los
mismos.
En base a las decisiones de los tribunales
electorales, debe reconocerse que no quedaron claras las razones o bases por
las que el IEE dejó fuera a varios de los aspirantes a munícipes o diputados
locales. Que, para los afectados, la decisión fue injusta o arbitraria.
Esto es el colmo. Existe un repudio
generalizado de los electores hacia los políticos tradicionales y hacia los
partidos políticos, y resulta que no se puede confiar ni en la autoridad
encargada de controlar o vigilar el proceso electoral. Nada más eso faltaba.
Observaba, que los electores en general, no
alcanzan a distinguir, entre Instituto Electoral y Tribunal Electoral. Decía
que, para ellos, ambas instituciones son la misma cosa y el desprestigio de
una, alcanza a la otra.
Que esta inconsistencia o falta de autoridad
del árbitro regulador del proceso electoral, ha dado lugar a que el Instituto
Electoral sea escenario de trifulcas callejeras, o de actos que violentan el
proceso.
Es inevitable que esto genere desconfianza en
los electores, y por lo tanto desconfianza en el proceso electoral.
Por ello surge la pregunta : ¿Tendrá
capacidad, el Instituto Estatal Electoral, para llevar a buen término este
proceso? En especial la jornada electoral del 5 de junio.
Obviamente, en nada alentará a los electores,
para acudir a las urnas a emitir su voto, el observar que la autoridad
electoral se ha estado conduciendo de
manera arbitraria o errática.
Decía también que ya se ha dicho, que estos
serán unos comicios atípicos. En los que participan candidatos de unos 13
partidos políticos, además de los
llamados independientes. Que las boletas electorales parecerán almanaques.
Es preocupante, que este proceso esté en
manos de autoridades electorales erráticas o titubeantes. A las que, en principio,
más que los resultados del proceso, en cuanto a la eficiencia del mismo, les
preocupa su salario. Apenas iniciaba y trataron de aumentarse los sueldos.
Decía que en una jornada deportiva, un mal
arbitraje, enoja y decepcionada a los espectadores. Pero que, en un proceso
electoral, las deficiencias de la autoridad electoral, además del enojo,
desalientan a los electores.
No cabe duda, en materia electoral, y en
otros temas, en Baja California, vamos de mal en peor.