Por : Gilberto LAVENANT
Los gatos
son juguetones, todos lo saben. Juguetones, pero silenciosos. Sin embargo, hay
una expresión que habla de “ponerle el cascabel al gato”. Esto implica, que el
animalito habrá de hacer mucho ruido, y con cualquier movimiento que haga, se escuchará
y se sabrá de inmediato dónde está o quée anda haciendo. Y, por ruidoso,
necesariamente habrá que jondearlo lo más lejos posible o acabar con él, de
alguna forma rápida y precisa.
Por eso
se advierte, cuando se sabe de la existencia del gato travieso y que nadie le
quiere poner el cascabel, ni jondearlo lejos, que no lo hacen, por temor a sufrir
represalias de parte del dueño del gato, o de que este dejará de gratificarlos
por tolerar al animalito.
La
cuestión es que, generalmente, se sospecha que, quien tolera la existencia del
gato travieso y nada hace para atraparlo y lanzarlo lejos, la apatía o
desinterés, no es gratuita, sino que la motiva o genera un interés de tipo
económico.
Ahora
bien, imaginen que el mentado gato travieso, es una empresa, dedicada a la
explotación de espacios publicitarios, vía
enormes carteleras, vallas o simples mantas, y que esa empresa, tiene muchos de
esos “gatitos”. Ahora, que en lugar de uno, son 32 gatos, o sea empresas, y
cada una de ellas con múltiples gatitos, al grado de que la animalada sea insoportable
y causante de múltiples enfermedades. En el caso de los anuncios, una seria
contaminación visual en la ciudad. Y sin pagar los derechos que implica cada
uno de sus “gatitos”.
Ese es
uno de los tantos serios problemas que aquejan a la ciudad de Tijuana. Según un
concentrado general de los espectaculares y las empresas correspondientes, elaborado
por la Dirección de Administración Urbana, existen 32 empresas
comercializadoras de espacios publicitarios, que cuentan con un total de 861,
de los cuales solamente 191 tienen licencia vigente y el resto, o sea 670 están
ilegales.
El
problema es sumamente serio. Estos flamantes empresarios, siembran carteleras
en donde les da la regalada gana. Total, para qué se preocupan, si la autoridad
municipal, responsable de controlarlos, no hace nada para ello. Los colocan en
predios privados, lo mismo que en zonas públicas, de uso común.
La
cuestión es que no solamente afean la ciudad con esta contaminación visual fuera
del más elemental control, sino que además se causa un daño patrimonial al
gobierno municipal de Tijuana, al no pagar los derechos correspondientes.
Por si fuese
poco, dan un mal ejemplo, por partida doble. A los dueños de esos anunciotes, nadie los toca. Se sospecha, que no es de a
gratis, sino que de alguna manera gratifican a quienes se hacen de la vista gorda, para no molestarlos. En cambio,
a los modestos abarroteros que tienen pequeños anuncios de identificación de
sus tendajones, los molestan a cada rato, sancionándolos por la falta de pagos
de derechos. Es aberrante tal desigualdad.
El
problema crece cada día, incontrolable, como si fuese una plaga de gatos
callejeros. Extraña o sospechosamente, nadie
se atreve a “ponerle el cascabel al gato”. Ni la autoridad responsable de su
control, en este caso la Secretaria de Desarrollo Urbano, a cargo del Ing.
Roberto Sánchez, ni la Secretaría de Planeación y Finanzas, cuyo titular es el C.P.
José Mujica, ni los Regidores integrantes del Cabildo del XXI Ayuntamiento.
A lo más
que han llegado, luego de un “concienzudo” análisis de la Comisión de
Desarrollo urbano, que preside el Regidor Martín Plascencia, es a hacer un
gentil exhorto, para que se regularicen voluntariamente y a declarar una
moratoria para no otorgar más permisos o concesiones para la instalación de anuncios
espectaculares.
Para
acabarla de amolar, los encargados de controlar este desorden, no solamente
soslayan este tipo de problemas, sino que contribuyen a hacerlos mayores. Durante
la administración del XX Ayuntamiento, que encabezó Carlos Bustamante Anchondo,
en sesión extraordinaria de Cabildo, el 22 de noviembre del 2013, a solo una
semana de concluir su gestión, de manera ilegal otorgó 72 concesiones para colocar
anuncios espectaculares.
De esos,
17 fueron para la empresa Anuncios e Imagen, S.A. de C.V., propiedad de los
hermanos Ledesma Romo –entre ellos el Síndico Procurador- y 9 para Publicyr,
S.A. de C.V., propiedad del exalcalde y de su hijo Carlos Bustamante Aubanel.
Pero
esperen, fue tal la “generosidad” de Bustamante, que no les condicionó a
instalarse en puntos fijos, sino a lo largo de determinadas vialidades. Por
ejemplo, a su empresa, el punto 1 es referente a : “Vía rápida Oriente hacia
Central camionera sobre Blvd. Lázaro Cárdenas”. El número 2 : “Carril izquierdo
Línea Internacional en área verde”. Así por el estilo, sin precisar cantidad de
espectaculares.
El dictamen
correspondiente, base para el otorgamiento de tales concesiones, fue suscrito
por los Regidores integrantes de la Comisión de Desarrollo Urbano Obras y Servicios
Públicos, Ing. Rubén Salazar Limón, Presidente, Lic. Mariano San Román Flores,
Secretario, Jesús merino Duarte, vocal, Ruperto Olan Torruco, vocal y Lic. Claudia
Ramos Hernández, vocal.
Esto es
uno de los múltiples “pecadillos” del exalcalde Carlos Bustamante Anchondo.
Gracias a él, se incrementó enormemente el desorden de las carteleras publicitarias
en Tijuana, la que el priísta pregonaba
era una “Ciudad con orden”.
La
cuestión es que, a 10 meses de la gestión del XXI Ayuntamiento, no obstante tan
enormes irregularidades, ampliamente conocidas por todo mundo, nadie se ha
atrevido a “ponerle el cascabel al gato”.
Dos
acciones elementales : llamar a cuentas al titular de la Secretaría de
Desarrollo urbano, Ing. Roberto Sánchez, para que reconozca su incapacidad para
poner orden en torno a este tema y presentar un punto de acuerdo para dejar sin
efecto las concesiones otorgadas por Bustamante de manera ilegal, para instalar
72 carteleras publicitarias. Es sencillo “ponerle el cascabel al gato”. Que no les
tiemble la mano.
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