viernes, 22 de agosto de 2014

Palco de Prensa: Las necedades.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

Bajo evidentes presiones y tráfico de influencias, los integrantes del Patronato pro construcción del llamado “Zócalo 11 de Julio”, encabezados por doña Carolina Aubanel Riedel, tratan de obtener, vía “fast track”, el visto bueno del Cabildo del XXI Ayuntamiento de Tijuana, para la realización de este proyecto, en donde se ubica el parque central “Benito Juárez, entre el Palacio Municipal y el Centro de Gobierno del Estado, en la zona río.

El proyecto en mención, es conocido popularmente como “La Plaza del capricho”, por la necedad de sus promotores, de insistir en incrustar obras fabulosas, en una área donde prácticamente no cabe “ni un alfiler”, no obstante la oposición de los defensores de dicha zona arbolada, de las pocas que hay en la ciudad, y las organizaciones de urbanistas, que han advertido que rompe los principios más elementales en materia de urbanización.

El caso es que, haciendo valer sus influencias políticas y económicas, lograron que el pasado jueves se reuniera la Comisión de Régimen Interno, con la obvia intención de que, sin cuestionamiento alguno, les validaran el proyecto.

En la reunión, estuvieron presentes prácticamente todos los regidores integrantes del Cabildo de Tijuana, convocados por el Regidor Jorge Escobar Sánchez, coordinador de la Comisión de Régimen Interno, así como el Secretario General de Gobierno, Bernardo Padilla. Luego de la presentación, fueron severamente cuestionados respecto a la viabilidad de las obras, el costo y legalidad del procedimiento de autorización.

Doña Carolina y colaboradores, en su mayoría empleados de su empresa de difusión, no sintieron lo duro, sino lo tupido, pues no pudieron responder, de manera convincente, los diversos cuestionamientos que les plantearon, en especial de parte del Regidor Luis Felipe Ledezma, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable.

A lo más que se llegó, fue que tan “fantástico”, pero absurdo, proyecto, fuese turnado a las Comisiones, para su análisis y la emisión del dictamen correspondiente.

Evidentemente, los promotores del llamado zócalo, tienen serios problemas auditivos, pues tal parece que no han escuchado las múltiples protestas y reclamos de los defensores del Parque Benito Juárez, así como de los profesionales en materia urbanística, que se han sumado, en contra de dicho proyecto, al considerarlo inviable e improcedente, porque dadas sus características,  es más que una necedad el pretender realizarlo en esa zona.

Todo indica, que nadie ha aclarado a doña Carolina, que su exesposo, Carlos Bustamante Anchondo, ya no es el Alcalde de Tijuana y que por lo tanto los Regidores del XXI Ayuntamiento, que encabeza el Dr. Jorge Astiazarán Orcí, no están comprometidos, y mucho menos obligados, a validar dicho absurdo.

Ahora, las objeciones son tantas, que se da como un hecho, que el proyecto quedará entrampado, porque a los opositores, se han adherido otros actores. Por ejemplo, los empresarios del Centro Comercial Plaza Río Tijuana, ya advirtieron que están en contra, pues el zócalo prácticamente sería una zona comercial, que les haría competencia.

Se sabe que los directivos del Centro Cultural Tijuana, también están en contra de que se construya la “plaza del capricho”, en tanto que la arquidiócesis ya se deslindó del proyecto, pues inicialmente se propaló la versión de que la construcción de la nueva Catedral, formaba parte del proyecto del zócalo.

El director de las obras de la Catedral, Padre Jorge Echegollen, ha dicho, con toda claridad, que la autoridad eclesiástica no tiene relación alguna con el Patronato “11 de Julio”, al grado de que solicitó al regidor Jorge Escobar, Presidente de la Comisión de Régimen Interno, que se le permitiera presentar el proyecto de la nueva catedral, para mostrar los deslindes entre ambos proyectos.

Por si fuese poco, también es absurdo que se insista en llevar a cabo este proyecto, que sería una obra de relumbrón, cuando las finanzas, tanto del gobierno del Estado, como del Ayuntamiento de Tijuana, casi están colapsadas. Pero eso no lo entienden los promotores del zócalo.

Ellos, simplemente hablan de lo majestuoso del proyecto, que promueven como un centro cívico, pero que en realidad será un nuevo centro comercial, que supuestamente transformará la zona, pero que tan solo durante su construcción trastornaría severamente el tráfico vehicular.

Un espacio público con 6 plazas, estacionamiento en 3 niveles, con capacidad para más de 2 mil automóviles, plaza cívica para 35 mil espectadores, donde pretenden se celebren eventos masivos, 8 mil metros cuadrados para todo tipo de exposiciones, conexiones a los edificios de gobierno, Cecut y Plaza Río, a través de grandes calzadas peatonales. Sin duda alguna, la ambición les ha llevado a alucinar.

También se contempla una zona, que quisieran que pasara desapercibida, consistente en 67 módulos, que constituirán un centro comercial. Todo, en mano de un grupo de particulares, en su mayoría empleados de doña Carolina, y socios o compas del exalcalde Bustamante Anchondo.

Nadie ha podido explicar, por qué no forma parte de dicho patronato, ningún representante de institución de gobierno alguna, en especial del gobierno municipal de Tijuana, no obstante que pretenden lucrar con bienes de dominio público, como si fuesen propiedad privada.

Si el proyecto fuese realmente viable, lo primero que se tendría qué hacer, es que se constituyera un organismo administrador, por parte del gobierno municipal, y que el llamado patronato, en todo caso, solamente fuese promotor de la obra, pero sin administrar recursos, que al final de cuentas deben ser considerados como públicos. Basta de necedades.

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