miércoles, 26 de febrero de 2014

Palco de Prensa Tapando el sol, con un dedo.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

La expresión que advierte, que “no se puede tapar el sol, con un dedo”, parece ser desconocida para políticos y funcionarios públicos, que a base de simples declaraciones pretenden distorsionar la realidad, asegurando que no va a pasar, lo que ya está pasando.

Definitivamente, resulta absurda la expresión, y un tanto exagerada, pues el sol es tan enorme, que ni con los dedos de muchas manos se puede tapar. Obvio, plantea la posibilidad de que alguien, coloque frente a sí su propio dedo, de tal forma que le resulte imposible ver al sol. O que otro le coloque su dedo, para impedirle que perciba al sol.

 Sin embargo, la advertencia es clara y contundente, para quienes intenten tapar u ocultar cosas que son tan notorias o visibles, para no traten de ocultarlas, no precisamente colocando un dedo frente al campo visual de determinada persona, sino a base de mentiras.

De acuerdo con las crónicas periodísticas, en lo que va del 2014, han sido asesinadas unas 90 personas. Eso es algo para alarmar a cualquiera. Los empresarios están alarmados. Las autoridades eclesiásticas también. Sin embargo, las autoridades policiacas, de los tres niveles de gobierno, dicen que no pasa nada, que simplemente son el resultado de enfrentamientos entre narcomenudistas. ִ

Al inicio de la presente semana, Juan Manuel Hernández Niebla, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial en Tijuana, señaló que el sector empresarial de esta frontera, está preocupado por el clima de violencia que se ha vivido en los últimos días.

Además, también dijo que les preocupa la captura de “El chapo” Guzmán, pues temen que esto tenga implicaciones en los niveles de seguridad. Que incluso la experiencia les ha demostrado, que luego de atrapar a un capo, vienen los reacomodos, que normalmente son violentos.

Para Hernández Niebla, hay un cierto relajamiento, en las labores de las autoridades encargadas de combatir la violencia, observando que esto se refleja en la liberación de malhechores y en las ejecuciones que se dan en la vía pública.

Evidentemente, la presunción de que Tijuana es un ejemplo de combate a la violencia, a nivel nacional, es una simple presunción. La disminución de los hechos violentos, ha sido méramente circunstancial y no por la supuesta eficiencia de las autoridades encargadas de la seguridad pública, a los tres niveles de gobierno.

Se nota, claramente, que el número de elementos de las diversas corporaciones, es sumamente menor al requerido, tanto para labores de prevención, como para la persecución de delincuentes, para su procesamiento y reclusión en centros penitenciarios. Llenan las cárceles de indigentes, pero los ladrones de casas y vehículos, siguen haciendo de las suyas, sin que nadie se los impida.

Hasta las autoridades eclesiásticas, hacen un desesperado llamado a las policiacas, para que “no nos durmamos en nuestros laureles”, y no salir con argumentos como el de que se trata de mero ajuste de cuentas.

La preocupación, según revelaciones del Arzobispo Rafael Romo Muñoz, es de que el crimen ya tocó a la iglesia. Cuenta que en los últimos días, de 8 a 10 sacerdotes han recibido llamadas telefónicas de extorsión, y, ante las amenazas, algunos han accedido a pagar las cantidades exigidas.

Sin embargo, para las autoridades responsables del tema de la seguridad, no pasa nada. Dicen que no hay de qué preocuparse. Que son simples ajustes de cuentas. Que los narcomenudistas se están peleando por el control de la zona.   

Al ser cuestionados, en cuanto a la captura de Joaquín “El chapo” Guzmán Loera, descartan que se vaya a incrementar la inseguridad, pero cabe observar que la violencia se desató desde antes de dicho evento. Y las autoridades han estado como “comiendo camote”, porque no se nota su presencia.

Se han dedicado a tratar de “tapar el sol, con un dedo”, anunciando que redoblarán esfuerzos, que fortalecerán la estrategia para el combate a la delincuencia, que existe verdadera coordinación entre las diversas corporaciones y que intensificarán los recorridos de vigilancia, principalmente en las colonias conflictivas, como las de la zona este.

Pero los anuncios contrastan con la realidad. Los muertos siguen apareciendo por doquier. Los ladrones continúan robando casas habitación, oficinas, comercios, automóviles en plena vía pública. Lo dicho, no se puede tapar el sol, con un dedo.

Las autoridades policiacas, se ven tibias, erráticas, inexpertas. Como si estuviesen en un proceso de aprendizaje. No se les ve por ninguna parte. No se les oye. Como si fuesen fantasmas. Han de suponer que con meras campañas mediáticas, van a frenar la violencia.

Muchos de los elementos policiacos, sean estatales o municipales, porque los federales, ni sus luces, se distinguen por sus actos arbitrarios, por su prepotencia, pero se les ve muy poca efectividad en materia de inseguridad pública.

Dentro de este panorama, destaca la novatez del Secretario de Seguridad Pública Municipal, de Tijuana, Alejandro Lares Valladares. Ni siquiera sus subalternos le respetan. En especial Reyes Montilla López, Director de la Policía Municipal, que no reconoce jerarquías, dentro de la corporación.

Las cosas están tan graves, que hay quienes piden que regresen Leyzaola o Capella. Y eso ya cala.

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