miércoles, 2 de octubre de 2013

Palco de Prensa El otro informe.


                                       Por : Gilberto LAVENANT

Si algún bajacaliforniano no tuvo oportunidad de ver, escuchar o leer algo respecto al VI y último informe del Gobernador panista, José Guadalupe Osuna Millán, en el Teatro del Estado, en Mexicali, que no se preocupe. Sin duda alguna haría referencia solamente a las “cuentas alegres”, o sea a los aspectos positivos de su gestión administrativa. Los negativos, ni de chiste.

Esto es normal, o común, en el sistema político mexicano, los informes de gobierno, de funcionarios de los tres niveles, son simplemente actos protocolarios, de lucimiento. Nadie refleja en sus mensajes la verdad de lo realizado, ni menciona las omisiones, errores o fallas. Para nada.


Mucho menos se atreven a reconocer la realidad socioeconómica de quienes viven en la zona que gobiernan. Pintan un panorama propio de una película de ciencia ficción, donde no hay hambre, ni carencia alguna. En el caso de Osuna Millán, no sería diferente.

Sin embargo, hubo quienes “le hicieron la tarea” y refirieron, “con pelos y señales”, bueno, no tanto así, más bien con números, cifras o estadísticas, algunos de los aspectos más sobresalientes de la gestión osunista, que cuando los conozca su sucesor, Francisco Vega de la Madrid, sin duda alguna se quedará “temblando”.

Pues bien, el periódico digital Monitor Económico, que como lo indica su denominación señala cuestiones económicas, en la edición de ayer martes 1 de octubre, publicó información sumamente interesante, que muestran la realidad desastrosa en que don José Guadalupe deja a Baja California.

La principal de ellas, la refiere como “Crónica de un sexenio perdido”, con un subtítulo bastante sugerente : “Deja Osuna un Estado hecho pedazos : con pobreza, endeudado, alto desempleo, bajos salarios  y pérdida de capitales”.

Y señala, que : “Uno de los grandes problemas del sector público es que no asume que está al servicio de los habitantes que a través de sus impuestos paga sus sueldos”.

Luego advierte que : “Si la administración pública de Baja California operara con los estándares del sector privado, es seguro que varios encargados de las dependencias estatales no habrían terminado el período sexenal. Sin embargo, como se trabaja con el dinero de otros, se soslayan torpezas, errores, protagonismos, dispendios y toda clase de irregularidades”. Como diciéndoles ¡! Abran los ojos!

Por ello –indica- no extrañan los resultados que entregará Osuna Millán, luego de seis años en la Gubernatura. De nada sirven todos los reconocimientos que cotidianamente enviaban a través de sus comunicados desde la oficina de Comunicación Social, exaltando su trabajo y el de sus secretarios. El juicio de la historia ya es contundente y su período ya es el peor sexenio de la historia en Baja California. Los números así lo muestran, la evidencia en las calles lo confirma”. ¡Sopas…!

Explica que las cifras del Producto Interno Bruto, es la medición más completa del comportamiento de la economía, y muestran que al terminar este período la actividad económica estatal habrá crecido apenas el uno por ciento en promedio, el nivel más bajo desde que se lleva estadística.

Luego, hace un duro señalamiento : “Mucho se puede argumentar que a este gobierno le tocó enfrentar una severa recesión, pero también quedó en evidencia que la gente que acompañó a Osuna en el gabinete económico carecía de conocimientos para el desempeño de sus actividades : unos confundiendo aspectos básicos de economía, otros que se dedicaron a practicar lo que decía el libro sin tener la menor experiencia y otros simplemente nadaron de muertito, pero eso sí, todos expertos en demagogia”.

Afirma que, por ello, los programas para enfrentar la recesión, para apoyar a las Mipymes y los famosos estímulos al empleo, “no funcionaron y vimos las tasas de desempleo más altas de la historia (7.56%) y actualmente muy por encima de su nivel normal, ello acompañado de un rezago histórico en la creación de empleos formales (más de 200 mil de acuerdo con cifras del IMSS) y un saldo pírrico de apenas 29,574 empleos efectivos en los seis años”.

“Récords y más récords negativos –agrega- que paulatinamente bajaron a Baja California de su nivel como potencia económica norteña, para dejarlo en una economía rebasada por mejores prácticas en otras entidades como Guanajuato, Querétaro y en general la zona del Bajío que comenzó a llevarse las inversiones del rubro aeroespacial que tanto se presumía”.

De manera contundente apunta que : “Por vez primera en la historia dos ciudades del Estado figuran entre las que registraron mayor crecimiento de la población en condiciones de pobreza, salarios masacrados, como lo muestra el INEGI, con la población que gana más de cinco salarios, que a la vuelta de seis  años perdió casi diez puntos porcentuales de participación en el total”.

En síntesis, advierte que Osuna Millán, al rendir su VI y último informe de gobierno, diría : “que todo fue excelente, pero nadie le creerá, pues en las calles caminan casi cien mil bajacalifornianos buscando empleo, más de 300 mil que lo tienen en la informalidad, pero además, ellos y el resto de los ciudadanos deben cuidarse hoy más que hace seis años en esas calles, porque ya lo dijo el INEGI ayer, ocupamos el segundo lugar nacional en inseguridad, aunque ya Estados Unidos a través de sus alertas por inseguridad nos lo había anticipado, a pesar de los fastuosos gastos inútiles en publicidad para tratar de taparlo”.

Y concluye : “Esta es la historia, la crónica de un sexenio perdido y que toca a Francisco Vega de la Madrid, sin que llegue a ser el mejor Gobernador de la historia, al menos devolver a los ciudadanos la calidad de vida que conocían antes del 2008”. Ni para qué agregarle. Los números rompen el “encanto” del discurso político.

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