martes, 20 de agosto de 2013

Palco de Prensa Los traidores.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

Hay un dicho por ahí que advierte, que no es bueno hablar de sogas en casa del ahorcado. Bueno, para muchos, en el territorio priísta, principalmente, el pasado proceso electoral concluyó con un marcado tufo de traición.

Los resultados electorales, que reflejaban un voto cruzado de más de 20 mil electores, votando a favor del candidato del PAN a la gubernatura estatal y a favor del candidato priísta a la Alcaldía de Tijuana, no dejaban lugar a dudas.


Para ser más exactos, el panista Kiko Vega, recibió 225 mil 699 votos, o sea 24 mil 712 más que el priísta Fernando Castro Trenti, en el municipio de Tijuana.

En el caso de los candidatos a la Alcaldía de Tijuana, el priísta Jorge Astiazarán Orcí, obtuvo 230 mil 291 votos, o sea 29 mil 771 más que el panista Alejandro Monraz.

Para muchos, esto no fue una mera casualidad, sino producto de una negociación política, en la que, priístas y panistas,  pactaron votar a favor del candidato panista a la gubernatura,  y en cambio, en la alcaldía, a favor del candidato priísta.

Esto, aquí y en China, se llama traición. Castro Trenti y Monraz, fueron sacrificados, bajo un objetivo fundamental : que Fernando, no llegara a ser Gobernador de Baja California y que el PAN conservara la gubernatura. El interés de cada quien, refleja las identidades de unos y otros.  

Dos días después de los comicios del 7 de julio, el columnista comentó que una de las actitudes más deleznables en política, como en cualquier otra actividad de equipo o personas, sin duda alguna, es la traición.

Decía que los traidores, son individuos que perteneciendo a determinado grupo o equipo, a la hora de las jugadas estratégicas, aquellas con las que se deciden los triunfos o derrotas, actúan a favor de los contrarios.

Señalaba que en el caso de la política, concretamente a la hora de emitir el voto, esto es más que factible. Total, decía, el voto es secreto y nadie habrá de percatarse, dicen en descargo. Como si el anonimato, añadía, de la acción de cruzar boletas a favor de tal o cual candidato o coalición, fuese una magnífica capa protectora para encubrir sus verdaderas intenciones o compromisos.

Y entonces remarcaba las diferencias de votos, en el municipio de Tijuana, en base a los resultados que en esos momentos se tenían, por cuanto a la gubernatura y la alcaldía. Observaba que la traición era evidente.

Es criticable, decía, y más que eso, dá asco, que existan ese tipo de personas, que en lo individual o en complicidad o acuerdo con otros, hacen cosas contrarias a los intereses del grupo o partido político al que dicen pertenecer.

Después, surgieron por ahí algunas voces, un tanto aisladas, que voltearon hacía la casa de juegos, como tratando de encontrar ahí la respuesta a la presunta traición. Algunos incluso se atrevieron a acudir hasta el acceso de dicho establecimiento y quemaron un monigote, que dijeron representaba al mexiquense Hank Rhon.

Total, concluido el proceso electoral, los priístas se tienen que “lamer las heridas” y prepararse para los futuros procesos. El del 2015, el más próximo, luego el del 2016 y posteriormente, el más importante, los comicios presidenciales del 2018. Y nuevamente la renovación de la gubernatura local en el 2019.

Sin embargo, para enfrentar tales procesos y lograr mejores resultados que los del 2013, el PRI debe corregir sus fallas o defectos. Durante los últimos 24 años, fue controlado por Castro Trenti, a tal grado de que llegó a contender por la gubernatura.

Sin embargo, “se le atravezó una piedra” en el camino, llamada Jorge Hank Rhon, que lo hizo tropezar y le impidió llegar a la meta. Al empresario casinero se le mantuvo relegado, pero luego de la recepción presidencial a su equipo de futbol, pareciera que su “estrella política”, volvió a brillar.

Como que esa visita a Los Pinos, le lavó culpas o sospechas respecto a posibles traiciones en el pasado proceso electoral, y le volvió a alentar para intentar de nueva cuenta obtener la gubernatura en el 2019, luego de aquel fracaso del 2007.

Para ello, Hank debe lograr el control del priísmo, hasta ahora en manos de Castro Trenti. Ya se comprobó que ambos no caben en un mismo sitio. Tal vez por eso corren rumores de que Fernando pronto iniciará una carrera diplomática, fuera del país. Lo que dejaría el camino libre a Hank.

Vale la pena hacer este análisis, para observar que esta semana, Francisco Domínguez, en su afán por lograr ostentar la dirigencia estatal priísta, obviamente con miras a los futuros procesos electorales, olvidando aquello de que no es bueno hablar de sogas en casa del ahorcado, tocó precisamente el tema de las traiciones.

De manera tajante, Domínguez advirtió que en el PRI, no hay lugar para traidores. Incluso, se comprometió con los priístas, para el caso de que logre la dirigencia anhelada, expulsar a todos aquellos que traicionen al PRI en Baja California.

“En el PRI estatal –dijo- no debe haber lugar para aquellos que obstaculicen e interfieran con la unidad de la militancia o con el cumplimiento de nuestros ideales de democracia y servicio a la población”. Si Hank escuchó tal advertencia, que implicaría que lo sacaría del PRI, como los chavos bravucones, seguro le diría a Domínguez : ¿Tú y cuántos más?       

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