sábado, 20 de julio de 2013

NI LA PROSA NI LA RIMA : Travestismo Electoral


por Gustavo Adolfo Póker

TRAVESTISMO, según el tumbaburros, es el término que se utiliza para describir a quienes voluntariamente utilizan vestimentas socialmente asignadas al género opuesto. Para los exigentes, el término es una adaptación hispana del alemán “transvestite”, y etimológicamente proviene del latín trans, que significa cruzar, y vestire o vestitus, que significa vestir.

  Thetis, madre de Aquiles (el del famoso talón), disfrazó de niña al futuro héroe mitológico, para que su precioso pudiera sacarle la vuelta al servicio militar, que ya desde los tiempos de la antigua Grecia era obligatorio. Aparte de enviar que mandaran a su vástago a los espadazos, doña Thetis también inauguró, sin saber, la práctica del travestismo.
  Dos figuras históricas, Juana de Arco en Francia y Juana Inés de Asbajey Ramírez de Santillana en México, mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, también descollaron por sus prácticas de travestismo. La guerrera Juana de Arco fue pionera del feminismo en el campo de la milicia durante la guerra Francia-Inglaterra, donde llegó a encabezar un ejército que alcanzó un par de sonadas victorias, aunque la corte católica que la juzgó no vio con buenos ojos esta innovación e intromisión, y condenó a la pobre Juanis a tatemarse en la hoguera, en castigo por haberse atrevido a invadir un campo de acción que estaba exclusivamente reservado para los machines.
  Nuestra Juanita Inés de la Cruz, la inmortal creadora de las Redondillas, aquellas del “Hombres necios que acusáis…” también se disfrazó de hombre en sus tiempos, pues fue la única forma que encontró para tener acceso a una aula universitaria, que en el México de la Colonia, era un beneficio que solamente los varones podían reclamar. Aunque su atrevimiento no fue castigado con la hoguera, como su tocaya francesa, se salvó de los flamazos en gran parte, gracias a que tomó la atinada decisión de vivir enclaustrada en un convento.
Este entramado mitológico-histórico-cultural, tiene como fin justificar una pregunta que me carcome desde que se dio por primera vez el anuncio de la alianza: El PAN travistió para aliarse con el PRD, o fueron los amarillos los que abandonaron el overol para usar el traje de etiqueta que desde siempre ha identificado a los azules?
  Como haya sido, el tiempo –muy breve, por cierto- ha venido a demostrar que ninguno de los aliados de ocasión, de los travestis electorales, se siente a gusto en los zapatos y el ropaje del otro. Gustavo Madero, Presidente Nacional del PAN, el mismo que decía haber encontrado tantas coincidencias en la operación del panismo y el perredismo, sale a anunciar “su” reforma energética, y se apresura a decir que si los perredistas le hacen el feo, pone incondicionalmente al servicio del Presidente Peña Nieto los votos de los legisladores azules en este sentidísimo tema de la agenda nacional.
  Aprovecha la ocasión don Gus, para reiterar que si ya no va a seguir en la tandariola, se va como la inmortal Greta Garbo, la diva hollywoodense, aunque no faltan los envidiosos que dicen que, si se trata de encontrarle parecido con alguna figura femenina del séptimo arte, le hallan más similitud con nuestra “Gaviota”, por aquello de los lazos tan fuertes que los atan a ambos dos con el preciso, el hombre fuerte de la administración pública federal.
  Por su parte, Jesús Zambrano, Presidente Nacional del PRD, que en los recientemente concluidos tiempos electorales comió del mismo plato con los panistas, y se decía dispuesto a ofrendar la zalea y lo que le pidieran por sus hermanastros azules, finalmente hizo cuentas y se percató que los votos de sus huestes legislativas son intravenosos para sacar la reforma energética, la reforma financiera, la reforma educativa y hasta la Reforma esquina con Justo Sierra, por lo que procedió a despojarse de los ropajes travestistas que en mala hora accedió a usar, anunciando que por lo pronto está pensando muy seriamente desempactarse del Presidente y sus ambiciosos proyectos, y desmarcarse de los azules para futuras pizcas electorales.
No estoy seguro de la razón, pero no pude menos que recordar el caso de la subordinada que accedió a acostarse con el jefe por 10 mil pesos, pero que irrumpió en gritos de acoso sexual cuando se enteró que la oferta en realidad solo era por cien.
  Jugarretas de la mente, de seguro…



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