domingo, 30 de junio de 2013

NI LA PROSA NI LA RIMA


por Gustavo Adolfo Póker

-          UNA, DOS, tres por mí…
-          Una, dos tres por kiko, que a su vez está escondido atrás de la puerta de cristal…
  Levante la mano el que no haya jugado a “las escondidas” de niño.
  Entre los múltiples juegos practicados al aire libre en la infancia, el juego de “las escondidas” era parte imprescindible en el catálogo de actividades recreativas de nuestra niñez. Fue la generación previa a los nintendos, los ecsbocs y toda la parafernalia de ciberjuegos que volvieron sedentarismo lo que antes era movimiento perpetuo. Jugar a “las escondidas” en aquel tiempo, era tan normal como es ahora chatear, bajar videos de pederastas de la red o enajenarse jugando video juegos en la compu, en el cel, en el ipod, etc, etc, etc..
  Lo que es un poco preocupante es llegar a la edad adulta y no haberse desligado completamente de la afición a los juegos infantiles. Ahí tienen el caso de quienes, abusando del fuero, quieren seguir jugando a “las cebollitas”. O de quienes ahora coordinan campañas políticas y les encanta seguir jugando a “los quemados”.
Pero el que se convirtió en jugador permanente de “las escondidas” es el candidato Francisco Arturo Vega. No cerró el ciclo de apego a los juegos a pesar de no ser ya un niño. Ver a los pequeños jugar a “las escondidas” nos provoca sentimientos agradables y nos despierta recuerdos. Ver a los adultos refugiarse en esta estrategia, nos provoca molestia y nos obliga a reflexionar.
  Fueron muchas las ocasiones, y muchas las razones, por las que Francisco Arturo Vega debió dar un paso al frente para aclarar situaciones y responder preguntas: empezó con los debates a los que decidió no asistir, por estrategia dijo, y porque así lo decidieron sus asesores. Traducción: optó por esconderse.
  Sus opositores presentaron una denuncia en su contra, pues hay evidencia documental de que desincorporó y vendió un terreno propiedad del municipio de Tijuana. Esta operación la hizo a días de dejar la presidencia municipal. Siendo ex presidente, le compró el terreno al ciudadano que lo había comprado, y hoy, en ese terreno, se erige un centro comercial del cual Francisco Arturo Vega es socio. Obviamente, la Procuraduría Estatal no ha movido un dedo para investigar esta denuncia. Por su parte, el candidato ha optado por guardar un conveniente silencio sobre el espinoso tema. Lo que es lo mismo, esconde la verdad sobre esta rara operación.
  El semanario Zeta les pidió a los tres candidatos a la gubernatura del estado copia de su última declaración patrimonial, un documento que se elabora bajo protesta de decir verdad y en el que se deben señalar los bienes muebles e inmuebles propiedad del declarante. De los tres candidatos, Fernando Castro Trenti fue el único en acatar la petición. Francisco Arturo Vega tuvo una excelente oportunidad para desmentir los señalamientos de enriquecimiento ilegal que se le han hecho, y aclarar la procedencia y forma de pago de los más de 50 terrenos que se dice posee solamente en la ciudad de Tijuana, y lo que es peor, que no poseía antes de ingresar al servicio público, en la esfera estatal y municipal. El silencio del candidato, es señal inequívoca de que prefiere jugar a “las escondidas”.
  De la cuenta pública que como alcalde tijuanense le rechazó el Congreso del Estado-de mayoría panista en ese tiempo-, a causa del famoso tren ligero que no aparece por ningún lado, pese a los millones de pesos que se gastaron para darle vida, Francisco Arturo Vega guarda un silencio que a él le conviene, pero que a muchos nos irrita. Y del famoso reloj monumental, que más que símbolo de la ciudad se convirtió en ícono de la opacidad y sinónimo de corrupción, la postura ha sido la misma por parte del candidato, por más que le soliciten explicaciones por el mal uso que se le dio a los millones de pesos destinados para el fallido proyecto. Cada cuestionamiento incómodo era un nuevo pretexto para esconderse.
  El escandaloso video que involucra al diputado Ruben Alanís en una supuesta relación pederasta con un adolescente de 15 años, incorporó al diputado como jugador activo de “las escondidas”: no apareció por ningún lado cuando se votó el decreto que convertirá a San Quintín en el sexto municipio de Baja California. Como tampoco apareció el candidato a gobernador de su partido, para definir su postura en este penosísimo asunto, el de la pederastia, por supuesto, ni hizo pública su postura en cuanto a los matrimonios entre personas del mismo sexo y el aborto.
  De los problemas de inseguridad, criminalidad, secuestros y otros que aquejan a los ricos de Tijuana, Francisco Arturo Vega también se esconde. Literalmente. Esos problemas no se viven en la exclusiva zona de San Diego donde vive. Por más que se esconda para negar que allá tiene su escondite.

Un adulto y sus “escondidas”
Un niño y un diputado caliente
Que fue silenciado de repente
Para que no sigan las sacudidas


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