por
Gustavo Adolfo Póker
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Mamá, mamá, los niños dicen que peleo
como nena!!
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No pasa nada hijito, si te siguen
molestando, rasgúñalos más fuerte…
ACOSTUMBRADO A que otros peleen sus
peleas; liberado del compromiso del trabajo sucio de las campañas; hecho ya a
la idea de que lo suyo es únicamente hacerle “ojitos” a la cámara, iluminar la
estancia con su blanca dentadura, memorizar una hoja y leer 19, así como
enredarse lo menos que le sea posible con la lengua, es solo natural que Kiko,
el candidato, haya reaccionado como Quico, el del chavo del ocho.
Me queda claro que Francisco Arturo Vega, o sea Kiko, está muy
influenciado por el idioma que se habla en su lugar de residencia, que está
ubicada en Estados Unidos. Allá se le llama “bullying”. En México, donde se
ubica el estado que Francisco Arturo Vega, o sea Kiko, aspira a gobernar, se le
llama de varias maneras: abuso, maltrato físico, intimidación o agresión. Este
término se aplica a los menores en edad de primaria o secundaria, generalmente
débiles o mal dotados físicamente, que sufren maltratos cotidianamente a manos
de alumnos mayores o más fuertes. De esto se quejó en el debate Francisco Arturo
Vega, o sea Quico.
Pero independientemente del origen
etimológico del abuso infantil y sus implicaciones linguísticas y sociales, la
verdad no dejó de sorprender al teleauditorio, que Kiko, el candidato, se quejara como Kiko, el de la vecindad, cuando sus
opositores debatientes respondieron los ataques verbales que él empezó, y ahí
está la grabación que no me deja mentir. Para acabarla de amolar, la queja no
la hizo a nombre propio, sino que se escudó en un anónimo puberto, quien
supuestamente le habría externado su asombro ante el hecho de que, también en
política, se practicase esta forma de abuso. Después puso de cara de “y aquí me
tienen sufriendo”.
Hasta donde me alcanza la memoria, no
recuerdo haber atestiguado, en un ejercicio de debate, una situación tan
pintoresca –es menos triste llamarla así- como la de un hombre en sus cincuenta
y quihubole, que dice aspirar a gobernarnos y presume de tener la fortaleza, el
temple, el carácter, la voluntad, la entereza y los ovoides que se requieren
para conducir el destino de un estado como el nuestro, quejándose de que en un
intercambio que supuestamente era de propuestas, proyectos y puntos de vista,
dos contrincantes le hicieran bullying, y peor aún, verbal!!!!!
Todavía resuenan en mis oídos los consejos de Teresita antes de mandarme
a la escuela, al futbol, a una fiesta o a cualquier evento social, artístico o
deportivo en el que fuese requerida mi infantil presencia, junto a la de otra
importante cantidad de enanos: “Tú no empieces, pero si te atizan, tú también
súrteles. Y una cosa te digo, si das y te dan, no te quiero aquí chillando”.
Afortunadamente, en mi infancia no se acostumbraban los debates, pero de haber
existido, no creo que el consejo de Teresita hubiese tenido variantes de
consideración.
Quico, el del chavo del ocho, no tuvo
una Teresita como yo, él tuvo que resignarse con Doña Florinda. De Kiko, con
todo respeto, no sé y sería de pésimo gusto hacer alusión alguna a ese tema en
este espacio. No soy ni aspiro a ser político. No aspiro a debatir para
demostrar que puedo ser gobernador. Pero si alguien pretende hacerme bullying,
físico o verbal, recuerdo siempre las palabras de Teresita, y como me reparten
reparto. Porque mi edad se aproxima más a la de Kiko, no a la de Quico, actuar
de otra forma, la verdad, sería pintoresco (es menos triste llamarlo así).
Chillo porque soy macho chillón
Decía el Chavo si lo golpeaban
De Kquico tanto que platicaban
…Y no resultó tan fiero el león
Mientras espera que cese la veda
electoral, para salir a informarle a Baja California con toda virilidad y
gallardía, quiénes son los corruptos comunicadores bajacalifornianos que le
aceptaron gratificaciones en efectivo para ensalzar al gobierno del estado, el
comunicador Mario Palacios se encuentra en camisa de once varas por acatar sin
chistar las infundadas órdenes superiores.
Ignorante de la ley y de las consecuencias de su desobediencia, Marito
fue a cumplir el mandado que le ordenaron, sin valorar la bronca que estaba
comprando. Peor aún, dejó evidencia documental de su falta en el oficio que firmó
y distribuyó, cuyo propósito era suspender la difusión del spot donde adjetivos
le faltaron al gobernador Osuna para elogiar la figura y la labor del entonces
Diputado Fernando Castro Trenti.
Aunque Marito lo ignore, el Instituto Federal Electoral es la única
autoridad que en México puede autorizar la difusión o la remoción de los spots
publicitarios electorales. Cualquier otra autoridad o chango que quiera
adjudicarse esa atribución, está invadiendo funciones, una de las faltas que la
Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos define como graves.
Una exhaustiva búsqueda a la ley en comento, arroja que ser mamilas,
arrastrado y sangrecochi, no es motivo de sanción. Y ahí la dejo, porque este
mono ni rima inspira…
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