Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
Quien lo fuera a decir. El primer debate entre los candidatos a la gubernatura estatal, organizado por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, en Playas de Rosarito, ha generado un debate, o más preciso, una polémica, en cuanto al alcance de dicho evento. Y seguramente, nadie se pondrá de acuerdo.
Que el debate, no fue precisamente un debate, dicen algunos.
Que cada uno de los tres candidatos, traía su propio rollo, distinto el uno del otro, pero que no debatieron. Cuando mucho, hubo una confrontación entre el candidato del Partido Movimiento Ciudadano, Felipe Ruanova Zárate y el candidato de la Alianza Unidos por Baja California, Francisco Vega de la Madrid, cuando el primero hizo al segundo señalamientos personales directos.
El caso de la venta de un predio del gobierno de Tijuana, a un particular, que al concluir su gestión municipal Kiko Vega, se lo compró al precio de la venta original, lo que evidenció una simulación, fue uno de los cuestionamientos de Felipe a Kiko. La respuesta nunca llegó.
El otro, que el candidato panista reside en el sur de California, bajo el argumento de la elevada inseguridad pública, fue otro de los cuestionamientos. Kiko, simplemente disimuló no haber escuchado.
El señalamiento de que los gobiernos panistas comercializaron enormes superficies de terreno del Parque Morelos, que fue considerado inicialmente como un “pulmón” para Tijuana, fue uno más de los temas que evidentemente incomodaron a Vega de la Madrid.
Para los seguidores de Kiko, su participación fue un triunfo, no porque haya sido el mejor de los tres, sino porque no incurrió en tantas fallas como las consignadas en el video de “Las kikadas”. Ahora, ya nada más le faltan cuatro.
En respuesta a los señalamientos de Ruanova, los panistas lo acusan de ser palero o comparsa del PRI. El antipanismo, no lo disimula.
En cuanto al papel del priísta, Fernando Castro Trenti, candidato de la Alianza Compromiso por Baja California, ha habido quienes consideran que estuvo sobrado. Que si bien es cierto que manejó con bastante perfección cifras o estadísticas, sobre la problemática social de la entidad, exageró en el uso de la frase “Para que ganes más”.
Se puede decir, sin ánimo de ofender a nadie, que el de Playas de Rosarito, no fue precisamente un debate. Más bien fue un evento, en base a tres monólogos, de forma tal que nadie puede llamarse ganador.
En los siguientes cuatro debates, tendrán que interactuar entre los tres. Si uno hace una propuesta, los otros dos, cuestionarlo o plantear una contrapropuesta, o una propuesta de mayor alcance.
Los personajes centrales son los tres candidatos a la gubernatura. Pero nada de tratar de ganarse al electorado, mirando a la cámara, como si tuviesen frente a ellos a todos los bajacalifornianos. Se deben mirar entre ellos mismos, cuestionarse, reclamarse, explicar por qué las propuestas de uno, son mejores que las de los otros dos.
Por lo tanto, se les propone a los tres candidatos a la gubernatura, que revisen, una y otra vez, el video del evento. Que se critiquen como simples espectadores. Que sean sinceros y reconozcan lo que hicieorn mal, o medianamente bien. Observarán, que es mucho lo que tienen que corregir.
Este primer encuentro, fue algo así como un ensayo. Sirvió al menos para conocerse más de lo que ya se conocen. Ahora falta que hagan un verdadero debate.
Cabe observar que en el terreno deportivo, se dan situaciones, que podrían ser aplicadas a la política, para entender mejor el desarrollo de este primer debate.
En el box, por ejemplo, hay ocasiones que el encuentro entre un excelente boxeador y un novato, pero de guardia complicada, tanto para la defensa, como para la ofensa, escurridísimo, correlón, no permite que el boxeador más experimentado, se luzca.
Es totalmente distinto, cuando se enfrentan dos, de tamaño semejante, en cuanto al alcance de los brazos, la guardia, número de peleas ganadas, e incluso perdidas. Generalmente se dan un agarrón, en el que el ganador, demuestra claramente su superioridad. El público sale satisfecho.
En el beisbol, como en otros deportes de conjunto, un equipo bueno, se ve mal, cuando enfrenta a uno que no es precisamente bueno, sino más bien “maleta”. En cambio, cuando se enfrentan dos equipos buenos, o uno bueno, contra otro mucho mejor, ambos sacan lo mejor de sí mismos. Es extraordinario.
Para entenderle un poco mejor. Cuando sube a la loma un “pitcher” bueno, de “bola de fuego”, seguramente ha de “ponchar” a muchos, pero cuando alguno logre conectarle, la bola volará por encima de la cerca. Sin duda alguna.
En cambio, cuando el “pitcher” es malón, de “bola de humo”, de esos que tiran “bobitas”, los mejores bateadores suelen fracasar en su intento de volarla. Ocurre seguido. Algunos manejadores acostumbran recurrir a esta estrategia, cuando el juego está difícil, casi perdido.
En este primer debate, se vió que los tres candidatos a la gubernatura, son de niveles distintos. Con experiencia y formación distinta. Pero ya no los pueden cambiar. Para conectar las “bobitas”, deben disminuir la intención o coraje, para ponerse al nivel y seguramente le conectarán, la sacarán del campo y ganarán el juego. Cuestión de estrategia.
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